dynasty. rhaegar targaryen.

Reign of the Targaryens.

𝐓𝐇𝐄 𝐇𝐄𝐀𝐃𝐒 𝐎𝐅 𝐓𝐇𝐄 𝐃𝐑𝐀𝐆𝐎𝐍

Si alguien alguna vez dudó de que los dragones volverían a ascender a los cielos y volverían a gobernar por las próximas décadas, nadie lo habría creído; al menos, no hasta el nacimiento de los mellizos: Rhaegar y Vaella. Su existencia había sido el comienzo del renacimiento de los Targaryen.

Los monarcas actuales habían dado a luz a seis niños. Syera y Aegan fueron los primogénitos, ambos con personalidades diferentes pero se amaban tan profundamente como sus padres lo hacían; ella heredaría el Trono de Hierro tras Rhaegar haber cambiado la Asunción, ahora, sin importar el género, el primer hijo gobernaría tras ellos. Acabó con disputas e injusticias y el reino celebró por la Princesa de Dragonstone.

Syera era un verdadero ángel. Tenía la belleza inhumana de los descendientes de la Vieja Valyria, era delicada y completamente perfecta al ojo de los demás. Era difícil para los demás el no desearla, la veneraban como si fuera una Diosa y las propuestas de matrimonio caían sobre la mesa de su padre día tras día, pero eran constantemente rechazadas por sus pocos deseos por ser unida a ellos. En el vigésimo año del gobierno de sus progenitores, se unió en matrimonio a Aegan tras haberlo pedido formalmente ante sus padres, quiénes nunca podrían negarle absolutamente nada al Sol que les brinda fuerzas y energías.

Aegan al ser el segundo, no tenía muchas responsabilidades; las actividades más pesadas recaían sobre la persona que heredaría el trono. Sin embargo, no se quedó quieto, entrenaba y se mantenía en constante aprendizaje para poder servirle a su hermana del modo que fuera a ser necesario. En su onomástico número catorce, fue nombrado Caballero por Sir Arthur Dayne, y durante las justas era él quién se lucía, coronando constantemente a su melliza como Reina del amor y la belleza. Pese a ser tan buen príncipe, cuidadoso y amable con los demás, su madre era la que sufrió dolores de cabeza causados por él, hasta que su hijo probó el fuego de la mujer que trajo a los dragones a la vida. Desde entonces, nunca hace nada para enojarla.

Los que vinieron tras ellos fueron Daegon y Valarr, los mellizos contaban con casi dieciocho días de nombre. El mayor, Daegon, era un caballero al pie de la letra justo como sus hermanos varones. En uno de sus viajes a Essos, encontró a un buen hombre al que le pagó mucho dinero para que forje dos espadas gemelas de acero valyrio, y cuando cumplieron quince días de nombre, se la obsequió a su hermano. Él la llamó Fuego Oscuro, y Valarr la llamó Sangrienta.

Al contrario de sus demás hermanos, Daegon era aventurero, caótico y considerado un idiota con todas las palabras por sus hermanos. Sin embargo, era amado y deseado por cada doncella que existiera en los Siete Reinos, pues el atractivo de los Targaryen era innegable. No hacía enojar a su madre, porque una vez intentó escaparse de una clase con el Gran Maestre y acabó siendo llevado hacia allá por la Reina, quién lo tomó de la oreja y casi lo hacía llorar por la manera en que ella lo observó. Luego debió abrazarlo por varios minutos, asegurándole que seguía siendo su hijo.