Jeon Jungkook y Jeon Aisha, herederos de la familia Jeon, autoproclamados los mejores Alfas de la ciudad y del mundo, lo tienen todo a su alcance y aparentemente no les hace falta nada.
Kim Taehyung, heredero de la sabiduría y la gentileza de su mad...
—¿Yo? —rio con ironía— ¿Ahora resulta que soy yo el que te esta arruinando la vida a ti? Porque mejor no piensas un poco en mi, y mi hermana. Piensa en lo que significa para nosotros saber que mi madre no fue la única Omega en la vida de mi padre, y no solo eso, ya que además de tener una amante, tuvo un hijo bastardo con ella... ¿Tienes alguna idea de lo que sentí en el momento en que me entere? —su mirada colérica se clavo en la del castaño— Mi hermana no paro de llorar en días. ¿Sabes lo que es tener que aguantar que te recuerden todo el tiempo que tienes un "nuevo hermanito" al que debes cuidar, pero al que ni siquiera conocías? Y peor aun, que te obliguen a tratarlo como parte de tu familia... No sabes nada —culminó con los ojos un tanto brillosos que no pasaron por alto ante el omega, en parte sabia que Jungkook tenia razón, él no era nadie en la vida de los Jeon, pero así mismo tampoco tiene la culpa de lo que pudo haber pasado entre su madre y el padre del pelinegro. Aunque tampoco podía inculparlos a ellos por todo, los omegas son débiles por naturaleza (si lo sabrá él). Y también sabe que su madre jamás habría estado dispuesta a nada con alguien como el señor Jeon, sin haber algo de por medio como... amor, quizás.
—Yo no soy ningún bastardo, y usted no es el único que sufre ¿sabia? Pero está bien, lo entiendo y si tanto quiere que me vaya... entonces me iré.
—Sí, de hecho eso es lo único que quiero.
Tomó aire para no dejar escapar las lagrimas acumuladas en sus orbes mientras asentía— De acuerdo, así será entonces. Fue todo un placer haberlo conocido joven Jeon, con permiso. —Fue lo ultimo que dijo antes de pasar por su lado sin decir mas, provocando una extraña e inexplicable sensación de vacío en el cuerpo del alfa.
—Lamento no poder decir lo mismo —dijo en un susurro.
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—Bienvenido señor Jeon —saludó, tomando el abrigo del viejo alfa para ponerlo en el perchero.
—Gracias, Sumi, eres muy amable. ¿Y los chicos? ¿Ya llegaron?
—Los jóvenes Jeon sí, están durmiendo ya... pero el joven Taehyung no ha llegado.
—Pero como —observó el reloj en su muñeca— es casi media noche.
—Si vino hace unas horas, pero solo tomó la mochila con la que llegó a la mansión y dijo que saldría un momento, sin embargo, no ah regresado hasta ahora.
—¿Cómo? —corrió al segundo piso preocupado mientras tomaba su teléfono para marcarle al castaño— ¡Jungkook! —llamó a la puerta con ímpetu a la ves que escuchaba la contestadora en el teléfono.
—¿Papá, ya viste la hora que es? —dijo un somnoliento Jungkook.
—¿Sabes donde está Taehyung? —cuestionó importándole muy poco haber eliminado el sueño de su hijo.
