Ira

2 0 0
                                    


Ira.

Siento un nudo en la garganta, trato de tragarlo, para que no se den cuenta del enojo que siento, que no vean lo débil que luzco cuando no puedo controlar mi temperamento.

Mis ojos amenazan con largar lágrimas, y siento como de a poco no puedo mantenerlas ni uno segundo más, escondidas lejos de la superficie.

Aprieto la mandíbula con fuerza intentando liberar energía de alguna forma.

Miles de posibles respuestas cruzan mi mente, pero al mismo tiempo ninguna se forma correctamente.

Ninguna de esas respuestas puede resolver el problema de "¿Por qué me estoy enojando?"

Y eso, por alguna razón que desconozco y detesto me da ansiedad.

No puedo controlarlo más y lágrimas amenazan con salir de mis ojos. Empiezo a gritar.

Pareciera que subiendo el tono la otra persona entendería mejor, o a lo mejor decidiría escucharme de una buena vez, o tal vez se asuste y decida que yo tengo razón.

Pero nada de eso es verdad.

Grito, discuto, me quejo y todo por la simple razón de que no hay manera de que me muestre débil ante otro. Yo tengo que ganar esta discusión. Aunque se trate de si llueve o si llovizna.

Mi mente es mucho más superior, y no tiene tiempo para lidiar con mentes tan hipócritas e insolentes como aquellos que me discuten y contradicen.

Ellos no saben.

Yo si se.

Por eso grito, me desespero, lloro y me amargo.

Porque tengo razón.

Porque tengo razón...

¿"Porque tengo razón"?

¿Tengo razón?

Una serie de Escrituras para nada relacionadasWhere stories live. Discover now