I fell in love with you one night in september ♡ YuTae

sundress and tattoos

sundress and tattoos (twuan, strehlow)

al día siguiente, yuta aparece portando una sonrisa y un traje de baño rojo que combina a la perfección con su piel, bronceada pero blanca, como si el sol nunca fuera suficiente para colorear del todo aquél lienzo. sin embargo, no es un espacio vacío, delicados tatuajes se cruzan entre sí a lo largo de sus costillas, llenando sus costados de intrincados diseños negros que se pierden en la curva de su espalda, abrazando sus caderas. 

está seguro de que ha visto a yuta sin camisa antes, y sin embargo, no puede recordar en ninguna ocasión que su cuerpo se haya visto de esa manera. 

—wow, ¿qué es eso? —pregunta mark, mordiendo su labio inferior mientras observa fijamente la figura de japón, que descansa encima de su pelvis derecha. sus propios ojos vagan entre los hiragana sobre sus costillas hasta la carita feliz que parece brillar en el esternón. 

—¿qué es qué? —cuestiona yuta, su cabello cayendo sobre su frente, la parte de atrás alzándose en diferentes direcciones, como si se acabara de despertar. de todos modos, viéndose bien, bien porque sus ojos brilla, bien porque sus labios sonríen, bien porque su cuerpo relajado llena el fondo vacacional, como si yuta perteneciera al ambiente, como si sus brazos estuvieran hechos de plumas y es una gaviota más que surca el cielo en busca de presas fáciles.

a veces, cree que a los ojos de yuta, eso son mark y él, presas fáciles e inocentes.

—los tatuajes, no los habíamos visto. —dice él, su voz saliendo un poco más ronca de lo normal, de lo que él quisiera. llenando el aire de preguntas que no se atreve decir en voz alta, pero sabiendo que yuta sabe que él quiere preguntar. como si sus miradas comunicaran todo lo que sus cuerpos no expresan, y el lenguaje que ocupan es tan secreto que ni mark es capaz de captar las indirectas que se atoran entre los dientes. 

—no, llevaba maquillaje. —y es lo único que dice. no explica por qué los estaba escondiendo, ni tampoco explica por qué ahora ya no lo hace, nada, pretende que esa respuesta soluciona todas las preguntas y entonces corre hacia lo que parece el fondo de la playa, sonriéndole a cada persona a su paso, preguntando por personas de las que ni él ni mark han oído hablar jamás. porque yuta es extranjero, pero adora tanto la vida en corea, que parece uno más, incluso en su acento nítido o su escritura prolija. 

y los días están contados, el tiempo que le queda en esa playa, en esa ciudad de la que nunca en su vida había oído hablar, cada vez disminuye. pero se encuentra a sí mismo queriendo descubrir qué es yuta. queriendo saber por qué hace lo que hace, qué lo guía, qué lo mueve, qué lo sostiene cuerdo en toda esa locura que parece ser su vida, no perteneciendo a ningún lugar, pero deseando ser parte de todos lados. 

entonces corre detrás de él, corre y corre, como si se le fuera a escapar de las manos. como si estuviera hecho de arena que se diluye entre sus dedos para perderse en el mar, que celosamente va a arrastrarlo a sus confines. porque todos quieren a yuta, y yuta no le pertenece a nadie. corre hasta que lo encuentra sentado entre unas rocas que parecen demasiado puntiagudas, platicando amenamente con un chico en uniforme y bronceado perfecto, un chico con hoyuelos y cabello color miel escondido debajo de una gorra que le cubre la mayor parte de la cara. 

platican, o eso parece, hasta que yuta hunde las rodillas en la dolorosa textura, probablemente lastimando su piel, en una posición más o menos cómoda para besarlo. se besan, se besan como si fuera lo único que pueden hacer en una circunstancia como esa, dónde yuta es un viajero que pronto partirá camino, y el chico es un local enamorado de la persona equivocada. y en realidad taeyong no siente nada, no cuando yuta es nadie, es nada, y el chico en serio parece querer desvivirse por recibir todo lo que yuta tiene para entregarle. 

no siente nada, pero se da la vuelta, preguntándose si entonces él es la razón por la que sus tatuajes ya no son secretos, preguntándose también qué más cosas esconderá y a quién estará dispuesto a mostrarselo. 

preguntándose, en realidad, si así es yuta. escondiendo su vida y dejando pedazos a cada lugar a dónde va, obligándose a sí mismo a volver eventualmente para recogerse a sí mismo. o esperando que alguien lo haga por él.