De pronto, me siento tonta y derrotada. Si esto fuera una batalla, ella hubiera ganado. Sin embargo, no permito que lo note. Recojo la dignidad que me queda y salgo de la casa.

Lo primero que veo es a Harry, quien, como es hábito de él, luce perfecto. El chico me espera fuera de su auto, con las manos metidas en sus bolsillos delanteros. Una media sonrisa estira sus labios al verme y yo no puedo evitar regresársela. Los nervios de hace un rato son sustituidos por unos que me hacen sentir como la chica enamorada que era hace algunos años.

—Charlotte siempre haciendo un buen trabajo.

—Ya lo creo —respondo, porque es cierto. No me vería así si no fuera por ella.

—Vamos, sube al auto, mi familia espera.

Hago lo que el chico me pidió, esperando que él haga lo mismo. Sin embargo, antes de entrar a su auto veo como se ha acercado a su novia y deposita un beso sobre sus labios, para después ahuecar sus mejillas. Están hablando, pero no logro escuchar nada. Un extraño sentimiento comienza a apoderarse de mi estado de ánimo.

No debería afectarme ver a Harry tan cerca de Charlotte porque es su novia. Yo simplemente soy la chica que alguna vez fue todo eso.

Harry le regala un beso a su chica en la frente y después dirige sus pasos hacia su auto. De inmediato, despego mi mirada de ellos, rogando al cielo porque no hayan notado que los estaba viendo más de lo debido. Al entrar el auto, enciende el motor y lo echa a andar.

El trayecto es silencioso, sin embargo, no es un silencio incómodo, pero sí es uno que me permite divagar en mi mente. En un intento desesperado porque mi cabeza se concentre en el presente y no regrese a los recuerdos que no me benefician, envío un mensaje a mi mamá, avisándole que llegaría tarde a casa, inventando que tenía unos pendientes y que el señor McCarthy me necesitaría.

No pasa mucho cuando recibo su respuesta, donde, evidentemente deja en claro que no está de acuerdo, pero no puede hacer nada en contra de ello si se trata de mi trabajo. Mentalmente le pido disculpas. A pesar de que sé que no lo sabrá, disminuye un poco mi culpa.

El chico a mi lado maneja alrededor de cuarenta minutos. Comienzo a sentir el camino largo, cuando empezamos a dar vueltas en un bonito y elegante fraccionamiento. Harry se detiene frente a una casa enorme —como todas las demás—. Sin embargo, esta es totalmente blanca, a diferencia de las casas a su alrededor, que parecen que sus respectivos dueños quisieron personalizarlas con colores bonitos, pero nada fuera de lo normal ni que rose lo extravagante.

Harry apaga el motor del auto y después, ambos salimos de él. Antes de que pueda avanzar en dirección a la puerta principal, me detiene tomándome del brazo.

—Escucha, allá dentro solo mis padres saben la verdad —susurra, muy cerca de mi oído.

—Lo sé, cuidaré lo que digo.

Harry suelta una ligera risa ronca y relame sus labios antes de volver a hablar—: Ellos no saben todo, realmente. Solo lo que quiero que sepan, así que deberás tener mucho más cuidado.

Miro a Harry con confusión. No entiendo qué es lo que quiere decir y no se ve con intenciones de explicarse ya que retoma sus pasos en dirección a la puerta y me arrastra con él.

—Casi lo olvido —habla más para sí mismo y luego se dirige a mí—: mi madre se llama Hannah y mi padre Robert.

Un sentimiento ajeno a todo lo que alguna vez sentí comienza a nacer desde lo más profundo de mi pecho al percatarme de que, a pesar de que Harry fue mi novio durante casi tres años, nunca supe el nombre de sus papás.

Broken Hearts |HS|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora