p2. Regalo inesperado

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Presente

Había pasado tiempo desde que el Hazbin Hotel empezó a operar con sus pocos integrantes. Alastor y Vaggie habían llegado a un silencioso alto al fuego el uno contra el otro que fácilmente podría quebrarse de lo frágil que era. Vaggie había aceptado resignada a la presencia del locutor en los pasillos del hotel, pero en un inicio no era así. En ese entonces ella llegó a cuestionar a Charlie del como había llegado a aceptar la ayuda de alguien de poco fiar, y Charlie no pudo explicárselo por completo. Era una sensación extraña de nostalgia que se había apoderado de ella la primera vez que interactuaron con Alastor, un sentimiento de familiaridad. Como si ya lo conociera aunque no tuviera sentido.

Pero esas serian preocupaciones para después, ahora tenía que lidiar con un exterminio que se encontraba más cerca de sus puertas de lo que ella anticipó. Su plan no había salido como ella lo había planeado y ahora se encontraba algo nerviosa de como debería proceder a continuación. El diálogo no funciono la primera vez, ¿Qué le aseguraba que la segunda iba a resultar? Nada, pero tenía que intentarlo.

De eso escucho pasos acercarse a ella, y al principio pensó que eran de Vaggie, pero estos eran más silenciosos a comparación. Al voltear se encontró con la figura de Alastor a unos metros de distancia, mientras sostenía ligeramente su peso sobre el bastón en sus manos. Con su característica sonrisa adornando su rostro.

Un saludo hubiera salido de sus labios, pero Alastor fue más rápido que ella al hablar - Luces un desastre, Charlie - pudo escuchar la diversión impregnada en sus palabras. Por reflejo toco su cabello y cara, y de hecho tenía razón, pero no llegaba a ser menos irritante. Le dio la espalda y siguió mirando su pizarra con varias anotaciones en desorden - No estoy de humor para tus chistes Alastor - Estaba molesta, pero no llegando al punto de insultar aún - Siempre sonriendo, disfrutando de la miseria de los demás -

El humor de Alastor no decayó mientras se acercaba hasta quedar al lado de la rubia, sin invadir su espacio personal para variar. Desde donde estaba Alastor, este pudo ver las hojas de papel colgadas con garabatos ligeramente ilegibles, incluso algunos de ellos tenían dibujos - No saques conclusiones apresuradas, querida - con su mano sujetó uno de los papeles y lo saco de su lugar. Era uno donde Charlie se encontraba junto al Hazbin Hotel y encima había un arcoíris. Lo encontró entrañable - Solo porque vez una sonrisa no significa que sepas lo que pasa debajo - Charlie dejo de mirar al frente y en cambio miro al rostro del locutor, tal vez su boca no reflejara mucho por su sonrisa, pero sus ojos eran bastante expresivos. Vio como sus cejas se fruncían hacia abajo, luciendo más reflexivos que molestos. Mientras sus ojos reflejaban a su vez una honestidad que no creyó ver alguna vez en Alastor.

Su desconsiento fue grande que no llego a notar cuando el otro se había alejado y ahora se encontraba sentado en uno de los sofás - Aunque quisiera hablarte sobre el poder de una sonrisa en tu rostro, no vine por eso -

- ¿Entonces...? -

- Vine a ofrecerte un mejor plan por si el primero no resulta...Favorecedor - Alastor paso su bastón de una mano a otra y miro expectante a Charlie, como si comprobara que tenía su total atención. Alastor lo dijo simple y sin rodeos, haciendo que Charlie se quedara paralizada en su lugar por el shock, mientras que el locutor la esperaba pacientemente, como si ya hubiera anticipado esta reacción de la princesa.

Charlie tardo un buen tiempo para procesarlo, caminando en círculos mientras reconsideraba la idea. Su sorpresa fue desapareciendo poco a poco y dio paso al optimismo, que creció en ella mucho más rápido e hicieron iluminar su rostro. Si lo que Alastor dijo era cierto, entonces tenían esperanzas de enfrentarse a los ángeles exterminadores después de todo. Pero el conocimiento que ofrecía Alastor de seguro viene con un costo, por lo que su ánimo se redujo. Realmente necesitaba esta información, por lo que se mantuvo firme y fue directo al grano al igual que el, ofreciendo un trato a Alastor.

El locutor enarcó una ceja al escucharlo - ¿Un trato? - lo repitió para probar como sonaba en su propia lengua, a la vez que frotaba sus dedos sobre su mentón. Lucía como si realmente lo considerara. Pero fue descartado cuando el locutor negó con la cabeza mientras se levantaba, colocando ambos brazos detrás de su espalda - Nada de eso querida. Considera esto como un regalo de mi parte -

(...)

Charlie se encontraba sola de nuevo, y ahora contaba con información vital si llegaban a recurrir a la violencia. Esperaba no llegar a eso.

Pero lo que de verdad la desconcertó fue que Alastor se había negado a aceptar un trato que podría haberlo favorecido en un futuro, un trato que le otorgaba el favor de nada menos que la princesa del infierno. Además, el demonio de la radio no era conocido por su amabilidad desinteresada exactamente. Pero omitiendo sus dudas sobre este hecho, agradecía contar con el apoyo y consejos de Alastor desde que inició con el hotel. Omitiendo las posibles motivaciones que puede haber detrás.

Esto hizo que creciera la convicción de Charlie de que incluso alguien como Alastor puede tener un lado suave de vez en cuando.

Parecía que su trabajo por hoy había terminado. Se estiró un poco mientras se frotaba un ojo por el cansancio, cubrió su pizarra con una sabana antes de subir por las escaleras para dirigirse a su cuarto compartido con Vaggie. No quería despertarla así que entro al cuarto en puntillas, intentando no pisar las tablas de madera que rechinaban.

Tuvo que esforzarse para vestirse con su pijama y no dormirse en el intento, pero cuando lo logró, no esperó ningún segundo más para meterse debajo de la suave manta y acurrucarse junto a Vaggie, que al parecer sintió su presencia porque la acerco suavemente con un abrazo mientras aún dormía. Charlie durmió mucho más ligera esa noche.

La mañana había llegado y Charlie la recibió con una sonrisa y energías renovadas, Vaggie la siguió poco después pero no con la misma intensidad. Charlie le enseño todas las actividades que tenía planeado hacer hoy y Vaggie solo la escucho mientras la miraba con adoración, algo que hizo calentar el corazón de la rubia.

El día transcurrió igual que siempre, Husk se mostró reacio a participar de las actividades diarias, para poco después ser voluntariamente obligado a unirse a ellos por cortesía de Vaggie. Alastor no había hecho presencia desde que Charlie habló con él anoche, lo cual resulto algo curioso mas no alarmante. Ya tendría tiempo para conversar con el luego.

Desde el último ejercicio, los integrantes del hotel habían fortalecido sus lazos de amistad y eso animaba a Charlie considerando las malas rachas de suerte que tuvo desde que abrió el hotel, lo cual la llevaba a la siguiente cosa que tenía que hacer para tener una nueva oportunidad de hablar con el cielo. Lo había conversado con Vaggie y había recibido su apoyo, lo cual agradecía, pero no lo hizo menos difícil.

Estaba por llegar la noche y Charlie seguía sosteniendo su celular mientras deslizaba con su pulgar entre sus contactos telefónicos, ignorando el número que debía llamar a propósito. Vaggie la observo divertida desde la puerta del baño, sintiendo que ya era tiempo que Charlie se enfrentara a este problema en particular, sobre todo si era uno bastante personal para la rubia.

Sostuvo sus pálidas manos para detener sus movimientos, lográndolo y ganando una risa nerviosa de Charlie. Vaggie negó con la cabeza y se sentó a su lado, consolándola. Resignada, Charlie busco lentamente en su teléfono hasta dar con el nombre que buscaba. Busco en Vaggie una respuesta y encontró confianza en sus ojos, confianza en Charlie, que podía con esto.

No tenía otra opción que recurrir a la ayuda a su padre, Lucifer.

Con un suspiro marco el número y este empezó a sonar. Genial.

No paso un minuto cuando la otra línea contesto, escucho el saludo de su padre y pudo notar que se encontraba tan nervioso como ella, eso la alivio un poco. Eso quería decir que no era la única en esa situación.

- ¿Sabes papá? Que tal si vienes a visitar el hotel, para que veas en lo que he estado trabajando - lo pensó un poco antes de añadir - En lo que hemos estado trabajando -

Recibió una respuesta alegre y positiva por parte de el, dando por finalizada la llamada. Parece que tendrían que prepararse para recibir a su padre mañana.









Lo que Charlie no esperaba era que esta simple petición desataría sucesos inesperados que estaba a punto de presenciar.



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⏰ Last updated: Feb 05 ⏰

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