Lecho de flores

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—Amor... —escuchaba la voz de mi esposo susurrando y no podía abrir mis ojos, estaba aletargado dormitando plácidamente— Vine por un momento a buscar unas cosas. Ha pasado algo muy bueno, parece que un inversor está interesado en una obra —yo me sentía completamente feliz por él. Oliver hace tiempo que está pintando y necesitaba a alguien que le ayude a financiar para promover su arte. Quise despertarme y no pude, seguía ido—. Debo ir a hacer el arreglo —sentí un perfume a lilas y besó en mi frente, entonces solté un suspiro y al fin pude abrir mis ojos.

Oliver ya no estaba y la casa olía a incienso.

Fruncí el ceño extrañado, si recién él estaba aquí, ¿cómo es que desapareció tan rápido?

Me había quedado dormido en el sofá de la sala. Paso mis manos por el tapizado de cuero negro y lo siento suave, mis dedos pasan por los zurcos de sus arrugas que aunque es sintético intenta simular una piel natural. Llevo mi mirada hacia la chimenea frente a mí en busca de mis fotos con Oliver, y allí donde solían estar las fotos de nuestra boda había una foto mía, y el contenedor de madera barnizada donde se deshacía el incienso. 

—Se supone que… —murmuro y veo las fotos de nuestra boda en un estante a un lado, un poco tapadas por unos floreros con flores blancas. Entonces vuelvo a mirar mi foto, era una foto de la navidad pasada, estaba posando frente a esa misma chimenea con un suéter que él me había regalado.

Quise agarrar el marco de la fotografía y la sentí pesada, parecía estar pegada al mármol de la chimenea. Sólo quería reubicar las fotografías y no podía mover siquiera el marco, entonces lo intenté con los floreros y ocurrió lo mismo. Fruncí el ceño con fuerza y volví a mirar la foto, y a contraluz se veía el reflejo de la ventana sobre el vidrio y también podía ver una marca de vapor que se iba desvaneciendo y la huella de unos labios justo sobre mi frente en aquella fotografía.

Toqué mi propia frente y a la vez que veía desvanecerse aquella marca en el vidrio, se deshacía la sensación de los labios de mi esposo sobre mi piel. Y entonces solté la foto intentando a la vez que sentía una profunda tristeza crecer en mi pecho.

amantes de días nubladosOnde histórias criam vida. Descubra agora