—Tienes razón —asiente—. No es fácil, pero quiero lo intentes.

Me trago las lágrimas que quieren salir y niego varias veces, botando las ideas hacia el fondo de mi cabeza. Prefiero concentrarme en lo que me interesa y la razón por la que he venido hasta aquí.

—Olvídalo —meno mi mano, restándole importancia al tema anterior—. Vine porque quiero su ayuda, necesito dinero, lo suficiente para pagar un abogado.

—¿Abogado? ¿Qué? Dios mío —carraspea—. ¿En qué lío te metiste, Aidan?

—Golpeé a un chico de mi instituto, esa es la razón por la que me suspendieron por un mes, le abrí algunas heridas en el rostro que requirieron suturas. Sus padres levantaron una demanda en mi contra y... ya me llegó el citatorio. Me quedo menos de una semana.

—Ay, mierda —maldice—. ¿Tu madre lo sabe?

—No, no quiero que sepa nada, no por miedo, sino porque, no quiero nada de ella. En serio, estoy siendo demasiado orgulloso, tal vez, pero algo dentro de mí sigue sin aceptar todo lo que ha estado ocurriendo gracias a su casi-perfecto plan.

—Para ser muy aplicado en la escuela eres muy ingenuo —masculla y mi ceño se frunce—. No te hagas el indignado, entra a la casa, hablaremos acerca de este problema. ¿Por qué pensaste que podías solo? Es un problema legal, Aidan.

Cierro la puerta detrás de mí y mis pasos perezosos hacen un recorrido hasta la sala.

—Creí que se podría pagar una fianza solamente, ¿no es así?

—No —me desanima—, todo depende de las heridas, qué tanto daño le hiciste o qué tan buenos abogados tienen.

—Son de familia rica —le comento.

—Peor aún, ¿tienes el citatorio?

—Sí —asiento y descuelgo mi mochila para abrirla en busca del sobre. Se lo alcanzo.

—¿Ya conseguiste abogado? —cuestiona, leyendo el contenido del citatorio.

—Algo así, pero cobra demasiado —hago una mueca con mis labios de disgusto.

—Deberíamos conseguir uno de confianza para que nos asesore, sobre todo a ti —toma un respiro y se toca el vientre, ella voltea a verme y me sonríe a medias—. Quizá no estés de acuerdo, sin embargo, lo mejor sería que hablemos con André.

—No, no, definitivamente no se verá involucrado en esto. 

—Cariño, sí, pero-

—Pero nada, André igual es del montón de mierda que se formó en mi vida. Lo lamento mucho porque sea el padre de mi prima o primo, igual por ti. Yo no pienso ocupar su ayuda.

—Él sabe más de esto.

—Prefiero ir a la cárcel.

—Por favor, sólo escúchate —una tercera voz suena en el segundo piso. Mi estómago se revuelve y alzo mi vista hacia las escaleras. El hombre está apoyado sobre la barandilla plateada—. Eres tan insoportablemente testarudo, tu orgullo puede más.

Desvío mi mirada a otro punto inespecífico y escucho como mi tía Jane suspira, esperando a que haya una nueva pelea.

—¿Para qué necesitas un abogado? —intenta saber. No le respondo— ¿Me dirás para qué estás ocupando un abogado o no?

—Lo han demandado —Jane le responde—. Tuvo una pelea con un compañero y lo lesionó. No quiere que Bella sepa.

Resoplo con lentitud y rasco la punta de mi nariz. Volviendo a ambos.

Si las personas fueran constelaciones [✔] | 1.0Donde viven las historias. Descúbrelo ahora