el peso de un pecado que no es mío (meliodas y tu) (TERMINADA)

.cap. 6 pesadilla.

Todo era bello, un hermoso paisaje, estaba frente a ella, estaba viendolo nuevamente, el lugar, en donde ella lloraba sola, su respiración era tranquila, y serena, una suave brisa, hacia que sus cabellos castaños claro, volaran con suavidad, una sonrisa estaba en su rostro, sus ojos violeta, eran suaves, y apacibles, pero de un segundo a otro, apareció el rubio, Alcira se sorprendió un poco, pero luego volvió a sonreír

-¿Qué haces? –Pregunto suavemente, al ver como el demonio, solo se sentaba a su lado- no deberías estar aquí, las diosas te encontraran, y te podrían asesinar –murmuro, viendo sus oscuros ojos negros

-todo estará bien, no hay nadie cerca –murmuro sereno, viendo el mismo paisaje

-¿seguro? –volvió a hablar

-si todo está bien, no me importa nada, si estoy contigo –una sonrisa serena, surco sus labios, Alcira al verle así, se ruborizo levemente, volteando su rostro, a otro lugar, avergonzada

-no seas exagerado –susurro, con su dulce voz

-no exagero –dijo entre suaves risas- Alcira, te amo –la mujer, al escuchar eso, se sorprendió, volteo su rostro, para verle, pero la escena, cambio drasticamente

No podía detener las lágrimas, que derramaba, trataba de alcanzarle, estiraba su mano, lo más que podía, pero era imposible, dos mandamientos la retenían con fuerza, forcejeaba como podía, pero no lograba zafarse de los dos mandamientos, que la retenían, la desesperación era notable, ver al demonio de esa manera, tan herido, casi muerto, era horrible, ese era su infierno

-¡¡meliodas!! –gritaba desesperada, viendo como el hermano del medio, se lo llevaba sin problema alguno

-¡ya cállate hibrida! –exclamo con molestia, uno de los mandamientos

-¡¡¡meliodas!!! –Volvió a gritar con desesperación, mientras que más, y más, lagrimas caían por sus mejillas- no –musito con suavidad, al ver como el de cabello plateado, desaparecía

Alcira temblaba, no se lo podía creer, las lágrimas se detuvieron, sus ojos cambiaron, a ser uno negro, y otro del clan de las diosas, una gran ráfaga de poder, alejo a los mandamientos, la castaña respiraba con rapidez, enojada y con gran rabia, una mirada aterradora, y fría, unas alas de materia oscura aparecieron en su espalda, mientras que en sus manos, una espada de luz, y materia negra aparecía

Había perdido el control

-¡ah! –chillo la mujer, sentándose rápidamente en su cama, estaba temblando de miedo, sus lágrimas, caían por sus mejillas, y terminaban su recorrido en las sabanas, su respiración era agitada

Vaya pesadilla, esas escenas, no paraban de rondar en su cabeza, pero algo la saco de sus pensamientos, la puerta de su habitación, se abrió rápidamente, dejando ver a un rubio, con un rostro de preocupación total, buscando con la mirada a la castaña, pero al verla suspiro un poco aliviado, rápidamente se acercó a ella, y se sentó en su cama

-¿Qué paso? –pregunto el rubio, quien estaba en pijama, solo era una camisa manga larga blanca, y pantalones del mismo color

-una pesadilla –murmuro, bajando la mirada, temblando, el rubio la miro con un poco de confusión

-¿quieres contármelo? –pregunto, acariciando la cabeza de la mujer, su voz era suave y tranquila, no quería asustarla

-mejor a la mañana –murmuro, viendo que aún era de noche

-bien –dijo, entendiendo la situación

-meliodas....-hablo con timidez, el rubio la miro, su rostro estaba totalmente rojo- po-podrias quedarte esta noche, no quiero que esa pesadilla vuelva, te-tengo miedo –murmuro tímida mirándolo