19. Ejército acorralado.

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La chica era capaz de robar toda su atención pese a que necesitaba sacar todas sus emociones y pensamientos de su cabeza para entender, al menos un poco, que estaba preparado para convertirse en mortífago. La angustia era capaz de colarse por todos los rincones inéditos de su ser, incomodando al rubio y quitándole el aire por completo.

No quería arrastrar a Annie a un futuro devastador y lleno de miedo. Pensaba una y otra vez que ella había sufrido por la pérdida de su madre y no podía hacerle lo mismo con él. No podía hacerle vivir una vida en la que un paso en falso, y su vida fuese arrebatada a un toque de varita.

Pero no se podía alejar de ella.

Desde que la besó por primera vez, supo con firmeza que no iba a ser capaz de alejarse de ella ni un minuto más. Quería estar con ella. Quería cogerla de la mano en público, besarla en cualquier rincón del mundo y que todo el mundo supiera que el corazón de Draco Malfoy había sido descongelado por Annie Hyde.

Que todos estaban equivocados en pensar que Draco no tenía corazón.

Annie se removió lentamente y abrió sus ojos claros poco a poco, divisando a Draco pensativo a su lado, mientras que sus largos dedos seguían en la cabeza de la chica acariciándola. Una sonrisa nació lentamente en sus labios y su corazón palpitó con fluidez, mientras que intentaba averiguar qué pasaba por la cabeza del rubio.

Ella lo conocía desde que era pequeña, pero cada vez que Draco se abría más y más a ella, se daba cuenta que lo desconocía como persona. Siempre había conocido una fachada y un Draco Malfoy que solo existía para todos aquellos que Draco no quería que se adentrasen en su interior. Por miedo, o por lo que fuera.

¿En qué piensas? —El susurro de Annie logra que los pensamientos de la mente de Draco se esfumen y le dedique su total atención.

Se queda callado por un momento sin saber qué contestar. Tenía tanto que pensar que no sabía por dónde empezar.

En nada importante. —Murmura él con la voz ahogada.

Annie sabe que miente, pero no dice absolutamente nada, sino que se queda en su posición mientras que Draco sigue escurriendo sus largos y finos dedos por su cabello. Ésta corta el acto tan relajante que está teniendo el rubio hacia ella para incorporarse y mirar al chico. Acomoda sus mechones castaños detrás de sus orejas y se acerca al chico, ahora siendo ella quien acomoda los mechones rubios que caían por su cara y entorpecían los ojos azules del chico.

Sabes que puedes contarme lo que sea. —Los ojos de Annie encuentran a los de Draco, que, tras un vaivén de pensamientos, logra asentir lentamente y quedarse en silencio.

El silencio se acomoda entre los dos, pero no es incómodo para ninguno. La mano de Draco que antes estaba acariciando el pelo de Annie ahora la coge de la cintura y la acerca a él, sentándola encima de sus piernas.

A la chica le sorprende tal acto, y puede jurar que, si no llega a ser por la poca luz que desprende la chimenea, se podría ver claramente cómo sus mejillas se sonrojaban.

Ahora no quiero hablar. —Murmura el rubio y se acerca a ella, hasta tal punto que siente el roce ligero de ambas narices chocando.

Tras un leve giro, los labios de Draco encajaron perfectamente con los labios de Annie, que no se esperaba en absoluto que tomase la iniciativa con tanta seguridad.

Sin embargo, no se quejó.

Annie deslizó sus brazos por sus hombros y hundió sus dedos en los mechones rubios de él, mientras que, con sus ojos cerrados, disfrutaba de un beso que lograba transmitir tantas emociones para ambos.

𝐋𝐎𝐒𝐓 | DRACO MALFOY | PRIMER LIBRONơi câu chuyện tồn tại. Hãy khám phá bây giờ