Tokio

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Ahora estaban en Tokio, la capital de su país, tenían que ingresar a su colegio y tratar de pasar lo más desapercibidos y evitar a toda costa mostrar su fuerza y que la organización fuese descubierta.

Todos habían hecho un juramento, nadie hablaría de la organización y si alguien los descubría se verían obligados a callar a esa persona por las buenas o por las malas.

Y ahí estaban, los dos hermanos mayores hablando sobre la secundaria Kimetsu (Extraño nombre, pero era la mejor academia de todo Japón) Tanjiro entraría a segundo año y Nezuko a primero.

Internamente, el gobierno había asegurado que nadie se interpondría en los planes de la familia Kamado contra los Demonios, así que les había asignado un nombre clave y un permiso especial que solo los oficiales de alto rango conocerian.

A los oficiales de alto rango les fue presentado como "Equipo Especial de Cazadores" y su nivel de prioridad era máxima, los hospitales deberían atenderlos apenas lleguen, podrían salir de clases sin permiso, viajarían en metro sin pagar, los dos mayores podrían conducir y tenían permitido el porte de armas, además de tener inmunidad contra la policía y el ejército.

Sin embargo, tenían sus restricciones: Su hogar sería fuertemente asegurado con cámaras de seguridad y agentes del estado que se encargarían de velar por la seguridad de estos.

La panadería debería estar en un sitio con poca afluencia de personas para que no se vieran muy sospechosos, los hijos deberían tener notas superiores a 75/100 el primer semestre escolar.

No podían ser expulsados del colegio, pero si usaban la fuerza en este serían encarcelados en una habitación especial por dos días y dos noches, además pasarían de ser personas naturales a ser miembros del gobierno.

No podían salir de Japón ni irse más allá de 100 kilómetros a la redonda de Tokio ( A excepción de que un demonio hubiese corrido a más allá, y tendrían que explicar muy bien esa situación apenas volviese a la casa) tendrían que presentar informe de todas sus misiones una vez cada tres meses y si alguno de ellos fuese devorado o muriese, no tendrían derecho a un seguro de vida.

Todas esas cosas buenas y malas habían sido aceptadas por la Familia Kamado, y luego de llegar a Tokio, empezaron su trabajo.

Eran las 7 de la tarde, hora a la que el sol se esconde y empiezan a salir los demonios.

Ya se habían presentado 47 casos de desmembramiento en dos semanas, así que ya había varios demonios.

Su uniforme, además de ser el mismo que usaban antiguamente sus ancestros, tenían unas gafas especiales para la visión nocturna, usaban auriculares especiales que servian en todo Tokio, tenían botas especiales que no dejaban marca de sus pasos y unos guantes también especiales cubrían sus manos.

También debajo de su uniforme de cazador tenían otro uniforme que no permitiría que balas de un calibre medio y bajo los atravesaran, sus caras también estaban siendo cubiertos por esta protección a excepción de sus ojos.

—Takeo, tú irás a investigar junto a Nezuko todo el lado norte — Habla su padre —Si ven a un demonio les prohíbo que ataquen, se comunicaran con nosotros e iremos todos juntos, no ataquen solos ¿entendieron? —

Ambos asintieron.

—Yo investigaré el sur, Tanjiro el oeste y padre estará en el este junto a Shigeru, ya saben, les prohíbo atacar solos, no quiero que ninguno muera y dudo que ustedes quieran morir, cuando sean las doce y si no hemos encontrado nada, ustedes cuatro jovencitos — Apuntaba a Tanjiro, Nezuko, Takeo y Shigeru — Volverán a casa ¿Entendido? — Los cuatro asintieron —Pueden irse, traten de ir por las sombras, nadie se debe enterar de esto, háganlo como lo practicamos en Osaka. Ahora. —

Luego de la orden todo se dispersaron en cuestión de segundos.

Corrían por encima de los techos de las casas, sin causar un solo ruido, podían caer de alturas de 22 metros sin sufrir daño alguno, y aún desconocían si las botas les ayudaban a caer de aún más alto. Además sabían usar sus habilidades para evitar daño en caías mucho más altas, sin embargo, si caían de un edificio de más de 100 metros de altura sus habilidades con la espada no los podrían salvar.

Habían practicado estas caídas desde que tenían 10 años así que no les asustaban las alturas ni les alteraba hacerlo.

Tanjiro corría de techo en techo, se podía decir con total seguridad que corría más que el hombre más veloz del mundo, y saltaba más lejos y alto que un profesional, pero sus ancestros le prohibieron usar eso para su propio beneficio, y ellos seguían todas esas reglas.

Pasaron tres horas de búsqueda, y Takeo reportó un encuentro, les dijo las coordenadas (Que sus gafas mostraban) y en cuestión de minutos todos estaban reunidos.

— Se encuentra bajo ese puente —Apuntaba a un puente a unos 50 metros de ellos —Lo vi entrar con un cuerpo, ya estaba muerto así que no pude hacer nada —.

—Bien hecho — Felicitó su padre — Cada vez que asesinemos a un demonio, tenemos que informarlo, pueden hacerlo al presionar el botón superior en sus auriculares — Dijo señalando el lugar en su auricular propio — Díganles coordenadas y ellos vendrán, nombre en clave de ese grupo: Kakushis ¿Entendido? — Todos asintieron —Ahora, váyanos a por nuestro primer demonio en Tokio —.

No era la primera vez que mataban demonios, al momento que el gobierno supo que habían varios cazadores, habían capturado a unos cinco demonios, y cada uno tenía que matar a uno, todos, incluido Shigeru.

Apenas cayeron cerca, el demonio de lanzó contra Nezuko, lo evadió de manera muy fácil y Shigeru le cortó la cabeza, se empezó a deshacer en la nada.

—Fue muy fácil — Nezuko miraba algo aburrida a su padre —¿Seguro que no lo podemos hacer en dúos? —.

—Mmm... podríamos dividirnos en tríos, Tanjiro, Nezuko y Takeo y Papá, yo y Shigeru — Dio las nuevas órdenes su padre —Sin embargo, si ven que actúa muy raro el demonio, comuníquense inmediatamente. Ahora. —.

Luego de la orden todos desaparecieron, menos el padre de familia que comunicó a los Kakushis sobre lo que había sucedido, luego de hacerlo se fue y a los cinco minutos unas camionetas negras llegaron, personas de negro se acercaron y limpiaron todo el lugar, luego de hacerlo, guardaron todo en bolsas negras y se fueron del lugar.

El reloj marcó las doce y la orden de su padre fue dada por los auriculares: Deben volver a casa y dormir, al día siguiente irían al colegio.

Los menores lo hicieron, y los dos mayores quedaron en dúo revisando todo lo que podían de Tokio, de vez en cuando, les hablaban por los auriculares para darles información de posibles Demonios se dirigían al lugar, pero sólo mataron uno más esa noche.

Kimetsu No Yaiba - ModernoDove le storie prendono vita. Scoprilo ora