PASADA LA MEDIA NOCHE, se suponía que todos dentro de la academia se encontrarían en sus habitaciones, descansando para el siguiente día. Sin embargo, la ojiazul se escabullía por los pasillos hacia la habitación del moreno.

Había considerado todo, sus palabras, su actuar, y había llegado a una conclusión. Diego iba a disculparse con ella, o al menos es lo que ella consideraba más considerado.

Entreabrió la puerta, asomando su cabeza por el espacio que se formaba.

—Diego —murmuro, asomando un poco más su cabeza —Diego, ¿Estás despierto?

—¿Qué quieres? —murmuro gravemente, aunque no parecía estar adormilado, Cherry se sobresalto, aunque ese fue el incentivo para entrar por completo a la habitación.

—Hablar —se limito a responder, Diego se apoyo en sus antebrazos, para observarla mejor entre la oscuridad de la habitación. Se inclino un poco, encendiendo la lámpara que acompañaba a su cama y fue ahí cuando ella pudo notar sus facciones entrearrugadas.

—Bueno, habla —se encogió de hombros, la ojiazul tuvo que contenerse a rodar los ojos.

—Bueno, estuve pensando y... Llegué a la conclusión de que...

Él la interrumpió.

—Yo también estuve pensando —soltó un suspiro, levantándose de la cama para caminar hasta ella, que lo observaba confundida está vez —Te perdono.

—¿Qué?

—Lo sé, pero está bien que no sepas consolarme todo el tiempo y que estés tan obsesionada con la desaparición de Cinco... No eres perfecta, cometes errores. Pero te perdono —sonrió de lado, la incredubilidad en ella no paraba de crecer, ¿Acaso había escuchado bien?

—No —el moreno la observo confundido —No, no es así. el que debe disculparse eres tú —soltó una carcajada, sin gracia alguna.

—¿Y yo por qué me tendría que disculpar?

—¿Realmente me estás preguntando eso?

—¡Pero claro! Yo no he hecho nada por lo cual disculparme —lo observaba molesta, sin podré creer ni una sola de sus palabras —De hecho, creo que he aguantado suficiente todos tus berrinches de niña pequeña, el "amor de tu vida" no volverá de un día a otro.

—¿Te estás escuchando acaso?

—Deja de engañarte a ti misma. Desapareció de nuestras vidas —se acercó más a ella, su altura lo hacía lucir intimidante, comparado con ella, era mucho más grande —Creí que tu cabeza era lo suficientemente madura para saber que estás mucho mejor ahora que no está, si tanto te hubiera amado no se habría ido, no sin ti.

—Cinco solo quería demostrarle a papá que estaba equivocado.

—¿Y lo estaba? ¡El gran Reginald Hargreeves se equivocó cuando dijo que Cinco no era capaz! —había comenzado a elevar su voz, aunque no lo suficiente para considerarse un grito.

—Al menos se arriesgo a intentarlo, el no sabía lo que sucedería —se encontraba insegura, tratando de encubrirse a si misma, aunque su voz había fallado al final.

—¡¿Y por qué te cuesta aceptarlo tanto?! ¡Vamos, Ocho! ¡Acéptalo!

El silencio de la academia había desaparecido, siendo cubierto por las voces de ambos, en especial, la voz dura de Diego.

—¡No lo haré! ¡Maldita sea, Diego! ¡No quiero hacerlo!

—¿Por qué te cuesta tanto darme la razón? ¡Ah, pero si fuera Cinco!...

—¿Qué insinuas? —sujeto sus mejillas con fuerza con una de sus manos, envolviendo su mandíbula e impidiendo que ella soltará palabra alguna.

—¿Qué carajo crees que insinuó, Ocho? —soltó su agarre con brusquedad, provocando que su cabeza se moviera hacia un lado —Dime Ocho, ¿Qué insinuó? —sus manos sobre sus hombros la empujaron, haciéndola retroceder un par de pasos.

—Diego, escucha —trago saliva, sintiendo su respiración acelerada —Por favor, tranquilizate... —aunque bueno, fue interrumpida con el chasquido de un golpe seco.

Su cabeza se movía con fuerza de nuevo, hacia uno de sus lados, se mantuvo quieta, estática e incrédula.

Abrió sus ojos en grande entonces, cubriendo su boca sorprendido.

Su mejilla ardía como mil infiernos.

—Yo... Ocho...

La puerta se abrió de golpe, revelando a los Hargreeves del otro lado.

Su padre y Pogo que veían la escena confundidos.

Allison y Vanya parecían estar tan sorprendidas de la situación como ella, miraron a Reginald que con un asentimiento indico que se acercarán hasta la ojiazul.

Luther fue hasta Diego estrellandolo contra una pared.

—¿Qué hiciste, eh idiota? —Diego se quedó tan estático como lo había estado ella.

Klaus se acercó a la castaña y levantó su rostro. Se había marcado rápidamente la mano de Diego sobre la gran parte de su rostro.

Todo bajo la atenta mirada del hombre del monóculo.

—Retirense a la enfermería, pidanle a Grace que le coloque algo antes de que se inflame —Allison y Vanya asintieron, saliendo de ahí con la ojiazul entre ambas.

Parecía estar pérdida.

—Y-Yo no se que pasó, estábamos hablando y...

Fue interrumpido por Luther, que volvió a empujar su cuerpo contra la pared.

—Mentira —hablo entre dientes.

—Lo escuchamos, bueno, te escuchamos —murmuro Klaus.

El moreno lo miro por un segundo, antes de volver la vista a su padre que mantenía un semblante neutro, haciéndolo tragar saliva.

—Tendrás un castigo, dos. Lo hablaremos en privado, mañana a primera hora —murmuro el hombre del monóculo, Luther lo soltó de mala gana.

Pogo, quién se había mantenido sin emitir sonido alguno hasta el momento, salió de la habitación seguido de Luther y Reginald, dejando a Klaus con el moreno.

—Se que piensas que Cinco está muerto —murmuro el ojiverde, sobresaltando a Diego que lo miro confundido —Si lo estuviera, lo vería... Como lo hago con Ben.

—No te quiero ver más, fuera.

❪ 2019 ❫

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❪ 2019 ❫

¿QUIERES SABER por qué me fui? —el rubio se confundió, lanzandole una mirada extrañada.

—¿De que hablas?

—Porque me fui de la academia —explico Diego, apoyando sus antebrazos en el barandal.

—¿Porque no soportabas que yo fuera el número uno? —mas que una pregunta, la había formulado como la respuesta perfecta, en tono burlón y con una sonrisa egocéntrica apoderada de su rostro.

El moreno bufó.

—No —contradijo indignado, rodando los ojos —Porque eso es lo que haces a los diecisiete años, te mudas, creces... Tomas control de tu vida.

Pero mentía.

¹ 𝗖𝗢𝗙𝗙𝗘𝗘 | cinco hargreeves (reescribiendo)Where stories live. Discover now