17. Sin cambios por aquí

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Durante la siguiente semana, Takano había mejorado considerablemente, aunque no por ello dejó de quejarse y ponerme las cosas difíciles... Aun así, ya se encontraba lo suficientemente bien como para organizar nuestra vuelta al trabajo el próximo día por la mañana.

Sorprendentemente había cumplido fielmente su promesa de no acosarme durante todo ese tiempo. Y, dado que nuestro acuerdo vencía ese mismo día que regresábamos a trabajar, me preocupaba mucho que de un momento a otro acabara por abalanzarse sobre mí.

De seguro, tras tanto tiempo sin tocarme, explotaría como un volcán de un momento a otro. Pero también me preocupaba cada vez más el hecho de que yo estaba deseando que lo hiciera...

Como él cumplió su parte del trato, yo debía cumplir también la mía. Así que esa tarda llamé a mi casero para comunicarle que dejaría mi apartamento a la mayor brevedad. No me hacía especial ilusión el hecho de volver a mudarme... pero al menos esta vez sería de una puerta a otra.

También Takano tuvo que terminar sus propias gestiones antes de volver a la oficina. Fue necesario que repararan su coche, cosa en la que tuvimos también la ayuda de Yokozawa. Y finalmente, pudo volver a caminar ya sin muletas.

La mañana que volvimos a la Editorial aparcamos el auto en el estacionamiento y Takano lo detuvo, extrayendo la llave. Era la primera vez que conducía desde el accidente, así que yo estaba bastante preocupado.

— ¿Estás seguro de querer volver hoy? — Pregunté — Isaka-san dijo que podías tomarte un par de días más...
— Estoy bien.
— Vale, pero no te fuerces demasiado el primer día.
— No seas pesado...
— Hum... — Gruñí.

Salimos del coche y fuimos caminando a través de la entrada principal con nuestra habitual pose; Takano con su maletín a la espalda y yo con el mío delante, sujeto con las dos manos mientras miraba de un lado a otro, sospechando de cada empleado con el que nos cruzábamos.

Como me imaginaba, todos se comportaban de lo más extraño al vernos. Algunos hacían saludos muy poco habituales, y otros ponían sonrisas de lo más extrañas... El camino hasta el ascensor, aunque corto, se hizo de lo más complicado.

— ¿Por qué hemos tenido que entrar juntos? — Protesté entre dientes mientras esperábamos la llegada del elevador.
— Porque estamos saliendo.
— ¿Eh? ¿Quién decidió eso?
— Yo.

En ese momento las puertas se abrieron y Takano accedió al interior, sin darme tiempo para responderle.

— Además, ya todos lo saben. — Continuó — ¿No lo ves?
— ¿Y tienes que decirlo en voz alta?

Las puertas se cerraron mientras Takano, tras soltar una risita muy molesta, volvió a quedarse en silencio. Aquel ascensor era precisamente uno de los lugares que más había temido yo desde hacía días... Sabía bien que era uno de los lugares favoritos donde adoraba lanzarse sobre mí, y temía que aprovechara ese momento para hacerlo.

A medida que subíamos pisos pude ir relajándome porque, para mi sorpresa, Takano no se movía. Finalmente, llegamos a nuestro piso y pude respirar tranquilo.

— Que iluso... — Me dijo misteriosamente mientras la puerta se abría.
— ¿De qué hablas?

En aquel momento intenté salir pero me lo impidió, poniendo su brazo delante de mí. Sorprendido, le miré sin saber muy bien que era lo que pretendía allí, con las puertas abiertas y a riesgo de que cualquiera nos pudiera ver.

— No creas que no voy a devorarte en cuanto tenga la más mínima oportunidad. — Murmuró — Sólo estoy acechando a mi presa.

Apenas me dio tiempo de decir nada cuando se dio la vuelta y salió del ascensor, mientras yo intentaba alcanzarla por el corredor protestando.

— ¡Vamos! — Se burlo — No llegues tarde o tu jefe te castigará.

Dios, que odioso... Muy molesto por aquella burla corrí hasta poder adelantarlo y llegué al departamento antes que él. Todos estaban ya allí para recibirnos.

— Buenos días. — Saludó Takano — ¿Han cuidado bien de la casa mientras no estaba?
— Buenos días.
— Todo está como siempre. — Respondió Kisa entre risas.

En efecto, debía ser así. Sobre todo porque encima de las mesas había montañas de papeles que debían significar que, como de costumbre, todo estaría retrasado...

— Muy bien. — Continuó Takano — Tengo una reunión con Isaka-san a primera hora, así que dejaremos los saludos para después. A mi vuelta me pondrán al día de todo, mientras tanto vayan actualizando a Onodera.

Así lo hicieron. De hecho, Takano no apareció hasta media mañana y, para entonces, mi mesa ya tenía una considerable montaña de documentos y trabajos pendientes. Así pues, todo parecía volver a la normalidad.

Me había llevado una hora organizar todo aquello y por fin trabajaba ordenadamente cuando, de repente, cientos de hojas más cayeron sobre mi mesa, dándome un susto de muerte.

— ¿Qué diablos es esto? — Me quejé.
— Aquí tienes más trabajo.

Se trataba de Takano, que sigilosamente se había acercado por detrás, seguramente con la intención de sobresaltarme de esa manera.

— Quiero estos informes listos para mañana por la tarde. — Siguió diciendo mientras soltaba más y más papeles — Estos otros para hoy y... ¡ah sí! Ve preparando las cuentas para mañana.

Evidentemente, todos mis compañeros se quedaron observando boquiabiertos. Por supuesto, y como era de esperar... nada había cambiado allí.

— Llevas mucho retraso. — Se quejó mientras se sentaba en su mesa.
— ¿¿De quien es la culpa?? — Respondí.
— Si tienes tiempo de quejarte te daré más trabajo.

Sabía de sobra que cuando se ponía de esa forma no había nada que hacer, así que me enfurruñé sobre mi asiento y continué trabajando, mientras todos seguían atónitos mirándonos.

— ¡Y todos ustedes! ¿Qué están mirando? — Les llamó la atención a mis compañeros — ¡A trabajar!

Inmediatamente todos volvieron apresuradamente a sus labores mientras yo trataba de concentrarme en todo lo que Takano acababa de soltar sobre mi mesa con aquel descaro.

De pronto, vi como volvía a levantarse y se dirigía a mi puesto de nuevo.

— ¿Qué pasa ahora? — Me quejé.
— Sólo una cosa más.
— ¿Qué?
— No hagas planes para esta noche.
— ¿Por qué? — Pregunté molesto.
— Porque tenemos una cita pendiente, ¿recuerdas? Antes de mi accidente.
— ¡NO HABLARÉ DE ESAS COSAS AQUÍ!
— Bien... — Respondió con altanería mientras volvía a su asiento — Hasta la noche pues...

Se me están ocurriendo otras muchas formas de llevar a cabo un asesinato...

Sekaiichi Hatsukoi: La última barrera [Yaoi/BL/Gay]Où les histoires vivent. Découvrez maintenant