12. Un rayo de luz

542 40 4
                                    

Abrí mis ojos muy despacio, casi si fuerzas para hacerlo. Notaba el peso de mi cuerpo caer como plomo sobre la superficie sobre la que estaba. Y fui capaz de distinguir unas luces fluorescentes que me iluminaban. ¿Qué lugar es este?

— ¿Do-donde estoy? — Intenté decir — ¿Qué pasó...?
— Tranquilo. Estás bien.
— ¿Yo-Yokozawa-san?
— Sí. Soy yo.

Aún sin poder ver del todo, hice un esfuerzo e intenté incorporarme, pero noté como alguien me puso la mano en el pecho y me empujó hacia atrás para impedírmelo.

— ¡Detente idiota! — Dijo — ¡Tienes un gotero de suero puesto y aún no puedes levantarte!

Poco a poco pude ver a mi alrededor. En efecto, Yokozawa estaba de pie junto a mí, sujetándome para evitar que pudiera levantarme. En mi brazo había ahora otro tubo conectado, con un líquido transparente fluyendo. Sobre el asiento, tapado con una manta, yacía Kirishima, dormido.

— ¿Qué pasó Yokozawa-san?
— Te desmayaste mientras te extraían la sangre. — Respondió él — Seguimos en el hospital, ¿recuerdas?
— ¿La sangre? ¿El hosp...? ¡¡Oh!! ¡¡Takano-san!! ¡¿Cómo está?! — Recordé mientras intentaba de nuevo incorporarme en la camilla.
— ¡Tranquilo! — Respondió, tomándome de los hombros para volver a tumbarme — Él esta bien. La operación ha salido bien y lo llevaran a su habitación en poco tiempo. Se recuperará.

Al oír esas palabras suspiré y me dejé caer por completo sobre la camilla. Noté como el nudo que tenía en mi pecho se aflojaba por fin... Cerré los ojos y me dejé llevar por esa sensación de alivio. Takano había sobrevivido. Al fin podía respirar tranquilo.

— No debes levantarte todavía. — Comentó Yokozawa — El doctor vendrá ahora a verte y podremos volver a la habitación en cuanto te hayas recuperado.
— De acuerdo. — Respondí — Y Yokozawa-san...
— ¿Sí?
— Yo... esto... gracias. Por todo...
— ¿Eh? — Se sorprendió — Pues... de nada...

Aquella relación entre Yokozawa y yo estaba claro que no había empezado nada bien... al fin y al cabo aparecí en su vida como un intruso que vino a quitarle a la persona de la que estaba enamorado. Y de hecho, no sabía muy bien si el que estuviera allí, a mi lado junto a la camilla se debía sólo a su amistad con Takano. Pero después de todo, sin él, y sin Kirishima, yo no hubiera podido afrontar todo lo que había pasado aquel difícil día... El "Oso Gruñón" se ve ahora... aunque sea sólo un poco... menos gruñón...

No pasó demasiado tiempo hasta que llegó el doctor, con una sonrisa.

— Onodera-san, ¿cómo se encuentra? — Preguntó.
— Estoy bien, Dr. Nowaki. Gracias. ¿Sabe algo de Takano-san?
— Sí. Hay muy buenas noticias. Superó la operación gracias a la transfusión y se está recuperando. Lo devolveremos en un rato a su habitación para que pueda acompañarle. Aún tendrá que estar varios días en el hospital, pero si todo va bien debería recuperarse pronto. De todas formas, pasaré por la mañana a darle el informe completo, cuando usted esté también recuperado.

Yokozawa, también con una sonrisa, y con la ayuda del doctor, me ayudaron a incorporarme en la camilla, para poder sentarme. Aún tenía algo de mareo, pero estaba mejor. Una vez sentado, el doctor me ofreció algo que traía en la mano:

— Le he traído esto de la cafetería. No sé si le gustará el sándwich y el té, pero necesita tomar algo que le ayude a reponerse.
— Gracias doctor. — Le respondí — Es usted muy amable.

La comida me sentó extraordinariamente bien. Y en seguida pude levantarme sin problemas. De inmediato pedí que nos dirigiéramos a la habitación de Takano, y nos pusimos en marcha.

Aquellos eran los mismos pasillos que horas antes me habían parecido poco más que el camino al infierno. Por ellos sólo había experimentado miedo y angustia. Pero ahora me parecían incluso confortables. Por supuesto, necesitaba desesperadamente volver a ver y tocar a Takano, pero saber que estaba bien y se recuperaría era suficiente para darle un respiro a mi agotado corazón.

No tardamos mucho en llegar la habitación. Por el momento no habían traído a Takano, pero el personal había retirado ya algunas máquinas y habían traído sábanas limpias, por lo que no tardaría mucho en llegar.

Todo estaba ya ordenado, y nos permitimos al fin respirar tranquilos en aquella habitación. Entonces, Yokozawa, el permanentemente "Oso Gruñón", siempre con temple de hierro, se vio superado por las emociones. Como si hubiera sucumbido por completo a la presión, se desmoronó como un niño sobre Kirishima, que la abrazó para reconfortarlo. Habían sido horas muy difíciles para todos. Demasiadas emociones, y necesitábamos un descanso.

Mientras Yokozawa se reponía, la puerta de la habitación se abrió, y pudimos ver la base de la cama donde al fin traían a Takano. Lo colocaron en su sitio y volvieron a conectarle algunos aparatos. Luego se marcharon y lo dejaron con nosotros.

La inflamación de su cara había bajado notablemente y, pese a que seguía teniendo muchos vendajes, parecía que dormía plácidamente ahora.

Al fin... Habían sido seguramente las peores horas de mi vida, pero poder volver a verle allí, de nuevo junto a mí, hacían que esos pocos segundos compensaran todas y cada una de las horas de desasosiego.

De nuevo tomándole la mano, sentado en la camilla a su lado finalmente, me di cuenta de que los primeros rayos de luz comenzaban a entrar por la ventana. Después de aquella terrible noche de pesadilla, un nuevo día comenzaba...

Sekaiichi Hatsukoi: La última barrera [Yaoi/BL/Gay]Opowieści tętniące życiem. Odkryj je teraz