quarantine ; rubiusplay

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día veintinueve

—estás hasta los cojones de mi, ¿verdad? —le hablaba a mi gato quien estaba arriba de mi cuerpo, mantenía los ojos cerrados pero a los segundos los abría de forma filosa hacia mi, sólo porque hace unos minutos estaba cantando una emotiva canción de chayanne. —¿ya no me quieres? —decía interesado en la inerte conversación, imaginándome que sus pestañeos eran respuestas.

—auron, has estado un sólo día en cama, tampoco te vuelvas loco.

rodeé los ojos ante el regaño del rubio quien se encontraba cocinando, según él dijo que tenía una receta perfecta para el resfriado que andaba trayendo, pero cada vez que le prestaba atención a sus sonidos, escuchaba sartenes cayéndose y otras cosas desastrosas que no merecen ser nombradas.

—deja hablar con mi gato, que estamos en una conversación muy importante —giré mi vista hacia el felino, quien cada vez parecía más enojado que antes. intenté acariciarle le cabeza, pero en cuanto acerqué mis dedos a esta, se levantó de la cama maullando y se fue hacia otro lugar. —odio mi vida.

—te escuché —dijo una vez entró a la habitación en donde estaba, es decir, la suya.

venía con una bandeja de plástico ocupando sus dos manos, en esta reposaba un lindo plato hondo que todavía no me daba el placer de observar su contenido debido a que aún no me lo tendía, pero al menos sabía que olía rico y que estaba bastante caliente.

fruncí el ceño al ver que luego de unos minutos aún no era capaz de entregarme la bandeja de comida, ¿en qué estará pensando y por qué sus mejillas estaban muy rojas? —¿me vas a dar mi comida o no? —parpadeó repetidas veces, volviendo al mundo real, luego miró el plato y retrocedió un poco.

¿qué le pasa?

—cierra los ojos —habló con la voz temblorosa.

acoté su petición, porque no quería comer luego de unas horas y también lo el tono en el que lo hizo, ¿cómo no hacerle caso con esa carita tan linda que tiene?, es imposible.

en mis piernas estiradas sentí la bandeja reposarse lentamente, fue ahí donde esperaba que me dijese el momento de abrirlos. —listo.

mis ojos se quedaron intactos en la bonita frase conformadas por los fideos con formas de letras que flotaban en la sopa que él me había hecho.

" quieres de mi novio¿ "

—ay, se dió vuelta el signo —dijo nervioso mientras que con un tenedor intentaba dar vuelta el signo de la pregunta, yo aún no emitía palabra alguna.

¿era algún tipo de broma?

—verás, me di cuenta que nunca te lo pedi formalmente —mis pupilas se plantaron en sus nerviosos labios, intentando que mis ganas no se apropiaran de mi cuerpo, pues no quería darle un beso en el estado que estaba. —y no quiero que pienses que juego contigo como una especie de aburrimiento para la cuarentena —tragué saliva. —yo de verdad te amo, raúl.

mi corazón se sentía como nuevo, cada herida que le habían hecho se había reparado con sus palabras, era un sentimiento tan irreal, que no podía creer que justo en una situación tan tormentosa, floreciera a tal escala.

pero lo que sí sé, es que no me arrepiento de nada.

mucho menos de haberle robado un beso.

—¿sabes?, he estado enfermo varias veces, otra vez no me hará mucho daño —agarró la bandeja en la que ya no se podía ver claramente la frase, pero ya lo habíamos consolidado, y aquellas palabras ya se almacenaban de manera permanente en nuestros corazones.

la dejó en su velador que se encontraba a la izquierda de la cama, y una vez estar libre de camino hacia mis labios, me besó como la primera vez, con pasión, sin descaso, y sobre todo, con amor.

era oficial, rubius es mi novio.