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Jisung apagó la alarma todo lo rápido que pudo para no despertar a Felix, que todavía dormía a su lado. Se incorporó, aunque casi no era capaz de abrir los ojos por lo poco que había descansado. Siempre le costaba dormirse, pero esa noche lo había hecho menos de lo que habituaba porque se había quedado esperando algo que no sucedió, pues la puerta no se abría y Minho no aparecía.

Por tanto, con menos horas de sueño que de costumbre, tuvo que hacer un esfuerzo por levantarse, asearse, vestirse y meter ropa de cambio en una bolsa. Después se fue directamente a la empresa y estuvo escribiendo y practicando en la sala de baile hasta las once de la mañana. Asistió a dos lecciones seguidas y luego se metió en una de las habitaciones donde se podría concentrar mejor.

Sacó todas las hojas y continuó anotando todas las ideas importantes sobre las que quería hablar. Nunca había escrito algo así con anterioridad, nunca había hablado de algo tan personal, algo que solo quería compartir con una persona, y no había avanzado mucho, pero estaba componiendo y le daba igual cuánto tiempo tardara en terminarla, porque sabía qué quería hacer con ella y no dejaría que nada se interpusiera.

Justo después del mediodía había logrado organizar todos sus pensamientos y ponerlos en orden, aunque sabía que aún le quedaban muchos cambios para que quedara tal y como se la imaginaba. Encendió su ordenador y abrió el programa que iba a usar para la base.

Y probó, probó y probó durante horas, hasta que sus ojos empezaron a cerrarse y el cansancio no le dejaba pensar con claridad. Ni siquiera miró su teléfono, simplemente recogió sus cosas y volvió a casa.

—¿Jisung?

Dejó sus llaves junto a las de los demás y se asomó al comedor. Chan tenía el portátil sobre las rodillas y le miraba con el ceño fruncido.

—¿Has cenado?

Se esperaba una queja por las horas a las que llegaba, pero no eso.

—No —respondió.

El mayor se levantó, dejó el ordenador en la mesita y le pidió que le acompañara a la cocina.

—¿Qué haces despierto?

—No has contestado a mis mensajes. Te esperaba.

—Pero son las dos y...

—Lo sé —respondió el mayor, sacando fideos de uno de los armaritos—. ¿Qué has comido hoy? Te has ido muy pronto, no he podido cocinarte nada.

—No te preocupes.

La verdad era que no había comido nada, y es que había tenido cosas más importantes en la cabeza. Por su parte, Chan no dijo nada, sino que se limitó a terminar de cocinar y a colocarle la comida en la mesa a Jisung. 

—Cena.

—Gracias —respondió con sinceridad.

Cuando empezó a comer se dio cuenta de que sí que tenía hambre.

—¿Quieres algo más? —preguntó con una media sonrisa al ver que se lo había terminado en un momento.

—Estoy bien.

Chan asintió.

—Ahora deberías descansar.

—Tú también —dijo Jisung, levantándose y recogiendo la mesa—. Muchas gracias por esperarme y hacerme la cena, hyung.

Había conseguido alegrarle un poco la noche.

—Por cierto —añadió, y se giró para encarar a Chan antes de salir de la cocina—. Mañana también estaré fuera todo el día, no hace falta que te preocupes por mí, ¿vale?

Chan no dijo nada, pero cuando el menor se marchó, agachó la cabeza. Estaba seguro de que se estaba exigiendo demasiado porque le había recriminado el no haber trabajado todo lo que debería haber trabajado. Él era el culpable de que Jisung durmiera poco y comiera menos.

Le preparó algo para comer al día siguiente, consciente de que no podía impedirle que se fuera temprano. Luego lo guardó en una mochila, lo dejó junto a la puerta y se retiró a su habitación.

You had me at hello [Minsung]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora