Al solo sentir como chupaba de manera satisfactoria mis pezones abrí mis ojos, notando como él me miraba mientras los chupaba, en ese momento me sonroje, iba a gritarle pero sentí como mordió uno haciéndome gritar.

-te veías como una zorra, rogando con sus gemidos más contacto, acaso eso era lo que sentías? -antes de poder responder, junto nuestros labios en un desesperado beso, este fue algo corto, aunque al separarnos mordió mi labio haciéndome sangrar. -...note algo en tu puto cuerpo, al excitarte tu sabor es más dulce y tu color se suaviza.

Vi como en su labio había un poco de miel, antes de que se separara lo tome del buzo y lo acerque volviendo a juntar nuestros labios, tenía razón, mi miel estaba deliciosa, me separe de él, me iba a ir, pero vi como saco una navaja, al instante me quede en mi lugar nervioso. Él se acercó a mí y rompió mi pantalón junto a mi ropa interior dejándome desnudo.

Me tomo de la cintura y me giro dejándome en cuatro, esperaba que la metiera de una estocada, pero en vez de eso sentí un fuerte ardor en mi trasero, este no paraba, era nalgada tras nalgada, más que dolerme comenzaba a excitarme, se sentía bien.

-eres una repugnante puta. -dijo mientras daba nalgadas más fuertes, yo solo comencé a soltar pocas lagrimas mientras gemía.

-si lo vas a meter...hazlo ya!...ahh...-gemí al sentir como rozaba algo por mi entrada.

-lo meteré si mueves tus caderas como una zorra. -hizo un poco de presión para después retirarlo, estaba desesperado.

-...señor...por favor...métala...-hable moviendo mis caderas, rozando su miembro con mi trasero.

-ojala así de obediente fueras siempre. -hablo para después meter su miembro de una estocada.

Cerré mis ojos con fuerza dejando caer unas lágrimas, él daba profundas y fuertes embestidas, mi respiración era agitada y lo único que podía pronunciar eran gemidos y jadeos. Apreté las sabanas y mordí una almohada que tenía para no hacer más ruido, múltiples corrientes eléctricas viajaban por mi cuerpo a la vez que él tocaba mi punto.

Sin poder aguantarlo más tiempo me vine manchando las sabanas debajo de mí, sentí como mi interior se contrajo, ahora todo era mucho más intenso, mis brazos y piernas comenzaron a temblar al sentir que no paraba. Después de varios minutos sentí como su esencia me comenzaba a llenar.

De un momento a otro me sentí vacío, él me tomo del hombro y me arrodillo en el suelo, al frente mío quedo su miembro, este aun erecto.

-chúpamela y te vas de mi casa, y tapa tu agujero, si llegas a manchar mi piso le harás limpieza a toda la casa. -aguantándome la ira, puse un dedo sobre mi entrada.

Con mi mano libre, tome su miembro, comencé a chuparlo y dar ciertas lamidas, lentamente comencé a meterlo en mi boca, haciendo que por cada segundo llegara un poco más profundo. Por unos pocos segundos escuche un suspiro de Luzu, con disimulo alce mi vita viéndolo.

-que haces? No me mires y acaba tu trabajo. -hablo con su ceño fruncido, al instante quite mi mirada de él, pude notar como sus ojos brillaban por cuenta propia.

Aumente más la velocidad, ahí fue cuando sentí como puso una mano sobre mi sobre mi cabello, haciendo un poco más de presión, yo solo me dejaba, así hasta que sentí como mi boca se llenaba de su esencia, para que no se regara comencé a tragarla, sentí como bajaba esa sustancia cálida y viscosa.

Cuando no quedo nada me separe de Luzu, este se paró dejándome ahí, yo solo me senté en la cama cubriéndome con la parte limpia de las sabanas, no me podía ir sin ropa, alguien me podría ver y no quiero que alguien me vea corriendo en pelotas.

-ponte esto, coge las sabanas, las lavas y me las traes mañana a las doce, me iré a vestir, cuando regrese no te quiero ver en mi casa. -hablo lanzándome una ropa para después irse.

Yo solo suspire enojado, abrí un poco mis piernas y metí dos dedos comenzando a sacar el semen que aún había dentro, ya que si no lo hacia este se regaría manchando la nueva ropa, al cabo de unos segundos acabe, me puse con rapidez la ropa, tome las sabanas y me pare para irme.

Antes de salir volví a ver la poción azul sobre la mesa, mire a todos lados y no vi a Luzu, suspire y salí de la casa, sin tomarla, al instante escuche una gran risa, en ese momento me gire viendo a Luzu.

-me encanto lo que acabas de hacer...-hablo mostrando una poción azul en sus manos, confundido tome la otra viendo como solo era agua con colorante. -...ya veo que así es como te tengo que entrenar, todos los días a las doce del mediodía aquí, así será hasta que yo te lo ordene.

Con mi ceño fruncido corrí fuera de esa casa, y aunque tenía gana de no volver jamás lo tenía que hacer, él tenía mi única cura...

RubegettaWhere stories live. Discover now