Decaimiento.

646 92 5
                                    

Me había aislado de todo.
Mi perfecta y reconfortante burbuja de felicidad había reventado y yo había caído precipitadamente contra el suelo.
Solo sentía dolor.
Había revivido la pérdida de mi padrastro de nuevo y sentía mi corazón roto como hace dos meses cuando veía su tumba hundirse bajo tierra.
Llevaba cuatro días sin ver a nadie. Cuatro días llorando hasta caer rendida y dormir prácticamente todo el día. Cuatro días sin ver ni hablar con Christian. Ni con pitu.
No me atrevía a encender el móvil.
La puerta se abre de golpe y Kate entra con una furiosa decisión.

-Anastasia Steele, no pienso consentir que sigas en este plan. Te hemos dejado llorar, te hemos dejado pensar, pero esto ya se acabó. Levántate de la cama. Dúchate y tómate un té. Y alimenta a mi sobrino, por el amor De Dios. -Parpadeo perpleja mirándola y ella me fulmina con la mirada -. ¡Vamos! -ordena.

-No quiero, Kate -digo sin voz y sin ganas y sin nada.

-Nos tienes a todos preocupados.
Suspiro y me levanto de la cama.
-Vaya, ha sido fácil. Coge el teléfono y habla con tu hombre antes que le dé un infarto.
La fulmino con la mirada.

-No te pases -gruño con rabia y ella suspira rendida.

-Ana, él...

- ¡No, Kate! No quiero oírlo -grito y ella suspira bajando la mirada.

-Vale. Por lo menos come algo.
Asiento enfadada yendo hacia el baño.
Tengo que seguir adelante. Por nuestro bebé.
Me llevo la mano al vientre y las lágrimas se agolpan en mis ojos.

"-Te quiero, bip. Y te querré siempre."

Sus palabras susurradas me vienen a la mente y el estómago se me revuelve y voy a la váter a vomitar.

-Mi ángel te lo hace pasará, mal, ¿eh, mami? -dice Kate con cariño sujetándome el pelo.
Cuando dejo de vomitar me echo a llorar.

-Me paso el día vomitando. El muy traidor parece que está en pie de guerra conmigo -gruño y Kate ríe.

-Date un ducha, te traeré un té. Te sentará bien -dice y sale por la puerta.

Entro en la cocina renovada tras una ducha y vestida con unas mallas negras y una camiseta azul eléctrico ancha de manga larga. Me he maquillado un poco y me he dejado el pelo suelto y liso.
Me siento mucho mejor.
Kate está preparando algo en la cocina que huele que alimenta y mi estómago ruge.

-Aquí estás -dice animada al verme-. Y guapísima. -Sonrío-. Toma. -Me pone delante un plato de gofres con sirope de arce y arándanos.

-Ay, Dios mío esto debería estar prohibido -digo mirando mi plato casi babeando.
Kate se ríe cuando ataco el gofre con ferocidad. Tocan el timbre y Kate va a abrir mientras yo profano y perpetro un crimen con mi desayuno.

-Anastasia. -La voz de mi madre me llega con angustia y me giro justo a tiempo para abrazarla.
Me estrecha con fuerza entre sus brazos.
-Me tienes muy preocupada.
Suspiro.

-Lo siento mamá, pero necesitaba estar sola. -Me mira con cariño y tristeza.

-Me alegra verte comer -dice con cariño y me acaricia el pelo.

-Siéntate, tómate un café.
Ella asiente y rodea la isla de la cocina en dirección a la cafetera.

- ¿Vuelves al trabajo? -pregunta cuándo se vuelve y clava sus ojos azules como los míos en mí.

-Aún no, mamá. Hanna y Sara se están encargando de maravilla de lo que hay que hacer.
Asiente bajando la mirada a su taza y le da un sorbo con una elegancia innata.
Es preciosa y muy elegante. Lleva un vestido azul marino que realza su figura magnífica y un collar de oro a juego con unas pulseras. El pelo castaño como el mío perfectamente arreglado al igual que su manicura.
Ojalá yo con su edad me conserve igual que ella. Parece mucho más joven.

Corazones abiertos.Where stories live. Discover now