16. Bajo la lluvia.

Comenzar desde el principio
                                    

Hoy Annie no estaba del todo bien anímicamente. Por eso le costó salir de la cama, cosa que hizo por hambre y porque Blaise le había pedido que asistiera al partido de Quidditch como la otra vez. Ella no se negó, pues le gustaba verlos jugar y hoy no era la excepción.

No se iba a amargar por las decisiones que tomase Draco.

Al fin y al cabo, el objetivo que tenía ella con él no era enamorarlo -ni enamorarse-. Era hacerse su amiga y guiarle hacia el camino del Señor Oscuro.

El día que hacía era de perros, nada favorable para hacer un partido de Quidditch ni nada menos. Había una gran tormenta, de esas que las gotas de agua pican sobre tu piel y los truenos que se oyen parecen las mismas trompetas del apocalipsis.

Annie tragó saliva cuando vio desde su ventana la gran tormenta y que por desgracia, no tenía pinta de mejorar. Y así fue. Tras el paso del día el cielo se puso todavía más oscuro y cuando llegó la hora en que los chicos se tuvieron que preparar para jugar a Quidditch, el cielo había llegado a su punto más negro y la tormenta caía con fuerza.

La castaña no pudo evitar sentirse preocupada por Blaise y Draco, a pesar de que no se hablaba con este último, no esperaba que le pasase nada malo en absoluto. Al revés, se le hacía un nudo en el estómago de tan solo pensar que se podría caer de su escoba o que la Bludger se cargase su escoba y lo hiciera volar por los aires.

Draco no se sentía asustado por la gran tormenta que había, no cuando recordaba el segundo partido que tuvo en su segundo año en Hogwarts. La tormenta fue todavía peor y aunque perdieron, hicieron un partido excelente.

Las gradas comenzaron a llenarse de alumnos que ni con el paraguas se protegían de la lluvia. Algunos llevaban chubasquero y las que tenían el pelo largo, corrían la mala suerte de que acabasen empapadas y con los pelos enredados.

Sin embargo, los gritos no cesaron cuando todos salieron con sus escobas hacia el campo. Annie veía a los chicos desde la misma posición que el primer partido, y soltó un pequeño grito para animar al equipo como todos hacían.

Draco tuvo que entrecerrar un poco los ojos porque las pequeñas gotas picaban en su cara y dolía. Dolía bastante. Pero no se detuvo, sino que siguió a su equipo hasta llegar al campo y bajar de su escoba para ponerse equipo frente a frente.

La profesora Hooch caminó con un poco de dificultad con el maletín donde estaban las pelotas, y cuando estuvo en medio de los dos equipos que se miraban con fiereza, comenzó a darle unas pequeñas instrucciones. Los de las gradas fueron incapaces de escucharla, debido al viento, la lluvia y los truenos.

Annie miraba al cielo, rogando que se portase bien con los chicos y que no les pusiera problemas. Pero se sentía una estúpida cuando sabía que no iba a cesar, que iba a seguir igual o peor.

La Bludger fue liberada y se alzó por los aires, casi invisible entre toda la niebla que recaía en el gran campo de Quidditch.

¿Cómo iban a marcar si los aros casi no se veían? Era una de las preguntas que se hacía Annie.

Con la Quaffle bajo el brazo, se movió hacia la mitad de ambos equipos que ya se habían montado en sus escobas y una vez a casi cinco metros de altura, la profesora Hooch alzó con fuerza la pelota, que para la mala suerte de Slytherin, se deslizó hacia el capitán del equipo de Hufflepuff debido al viento.

Zacharias Smith, actual capitán y cazador de Hufflepuff, agarró la Quaffle con fuerza mientras esquivaba a todos aquellos Slytherin que se ponían delante de él y tras unos pases con su otro cazador, Tamsin Applebee, lograron marcar el primer punto del partido.

𝐋𝐎𝐒𝐓 | DRACO MALFOY | PRIMER LIBRODonde viven las historias. Descúbrelo ahora