─Nunca he sido una persona impaciente ─Balon comenzó─, pero he de admitir que mi padre ha estado molestándome sin parar por una esposa ─Vaella bebió del té, mientras observaba al hombre─. Pese a nuestras cartas, nunca hemos confirmado mi propuesta de matrimonio.

─No planeaba hacerle esperar tanto tiempo ─admitió ella─. Ella será su esposa, de eso no hay dudas, planeo hacer el anuncio pronto, tras haberlo conversado con mi padre. Él sabrá cuando será apropiado mover los hilos para que todo salga del modo correcto.

Balon asintió, sin sentirse disconforme por sus palabras. Confiaba que ella sería capaz de convencer al Rey de cualquier cosa, después de todo, no era noticia de la poca alegría que Aerys sentía cada vez que observaba al León de Casterly Rock.

─¿Su hermano tendrá su favor? ─le preguntó, cambiado el rumbo del tópico porque estaba de acuerdo con sus decisiones. Vaella sonrió asintiendo.

─Pese a que hay buenos caballeros como Brandon Stark o mi primo Orys, Rhaegar sigue siendo un poco mejor que ellos.

Balon asintió:

─Participaría pero nunca se me ha vuelto la fortuna durante los torneos de este tipo ─dijo él, riendo con vergüenza─. Siempre hay alguien mejor que yo.

Vaella suspiró sonriente:

─Ojalá pudiera decir que la fortuna no está de mi lado ─dijo ella─, pero es que las mujeres no somos tan capaces como los hombres para desenvolvernos en torneos de este tipo. Es tan asqueroso el orden natural de estas cosas. 

Balon, de algún modo, estuvo de acuerdo con esas palabras.

Cuando seas Reina ─dijo él─, crea un nuevo orden.

Vaella tiró su espalda contra el respaldo de su silla y sonrió, alzando su taza.

─Muy bien, entonces. Quizá deba comenzar a pensar en eso.

Crear un nuevo orden. Sonaba hasta prometedor pensar en eso.

Ambos mantuvieron el resto del desayuno tranquilo, hasta que el Rey envió hombres en busca de Vaella y pronto ella debió reunirse con su familia para que el torneo diera comienzo. Si debía ser totalmente honesta, no sentía mucho interés por ver a nadie que no fuera Rhaegar, pero allí estaba, situada por debajo de su padre, con sus ojos puestos en los estandartes del león que se encontraban ondeando con el viento que había ese día. Aerys suspiró con aburrimiento y ella se encontró realizando el mismo acto inconscientemente.

Su madre Rhaella mantenía en brazos a su hijo, tratando de hacer todo por no huir de aquel lugar y refugiarse en una cama para descansar. La noche fue difícil, había sido obligada a dormir al lado de su esposo y cuando creyó que no podría ser más complicada, Jaehaerys lloró toda la noche tras haber sido separado de sus hermanos.

Joanne Lannister apareció finalmente, ubicándose junto a Vaella, quién alzó la mirada al distinguir a la leona y ella, sin pensarlo dos veces, realizó una reverencia hacia los monarcas.

─Princesa, me disculpo por haber estado tan ausente desde vuestra llegada a Casterly Rock ─habló─. Han sido días difíciles.

─Imagino que sí, por ello no te culpo, Lady Joanne. Espero que sepas que puedes recurrir a mí si necesitas o deseas algo. 

Joanne sonrió amable ─o al menos intentó forzar su sonrisa lo suficiente para pretender que las palabras de la joven princesa llegaron a su corazón.

Pronto le haré saber lo que deseo, princesa. Muchas gracias por su amabilidad.

Vaella le sonrió asintiendo, ahora ambas posaban su mirada en el comienzo del torneo. Rhaegar aparecía con una armadura negra opaca, con el dragón ágilmente tallado. 

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