2. Extrañas miradas.

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Annie no sabía qué hacer cuando estuvo en la puerta principal. ¿Seguir al rebaño hacia las mesas o preguntar si debía incorporarse al grupo para que le asignaran una casa?

¿Señorita Hyde? —La voz de una profesora de gorro puntiagudo llamó la atención de la curiosa chica, que había estado pendiente de los cientos de cuadros colgados en las paredes del castillo.

Profesora McGonagall, ¿Qué tal su verano? —Pregunta Blaise, con un tono gracioso.

Espero que mejor que el  suyo, señor Zabini. Y me refiero a que estoy convencida que ha estado estudiando para sus exámenes de TIMO. —Ella alza su ceja, parece pillarlo completamente desprevenido.

Annie suelta una pequeña risa y antes de perder más tiempo, se acerca a la que según Blaise, es la profesora McGonagall.

Hola, profesora McGonagall. Soy Annie Hyde. —Ella sonríe a mediados, obligando que los ojos azules de la profesora se claven en ella.

Oh, mucho gusto, jovencita. —Dice ella, un tanto apresurada. Sin embargo, sonríe medianamente a pesar que eso dura milisegundos. — Los demás compañeros de primer curso la están esperando para entrar al gran comedor y pasar por el Sombrero Seleccionador.

Eso logra que Annie se logre poner más nerviosa. Así que sin perder más tiempo y queriendo que este momento pase rápidamente, se despide de Zabini que le promete que le guardará un sitio a su lado y se marcha al lado de la profesora McGonagall.

No te pongas nerviosa, Annie. Todo va a salir bien. Pensaba constantemente Annie.

El hecho de sacarle casi dos cabezas a los niños no facilita la cosa, al revés, lo empeora todo.

Señorita Hyde, irá a mi lado. —Dice la profesora McGonagall. — Así destacará menos entre los alumnos de primer curso.

Annie sonríe inmediatamente y asiente. La profesora, que le dedica una última mirada, se dedica a dar un pequeño discurso con las normas de convivencia y lo que estaba a punto de pasar. Tras todos asentir, se puso a su lado y empezó a caminar con Annie casi pegada a su trasero.

Cuando las grandes puertas se abrieron y cientos de murmullos sonaron dentro del gran salón, Annie refugió su miedo y sus nervios en la curiosidad y la impresión que le daba ese lugar. Las velas flotaban en el aire dando un aspecto más acogedor, y todos comenzaban a murmurar después de haber habido un silencio tremendo en la sala.

Annie no miró a nadie, ignoró la sensación de que muchos la miraban directamente a ella y una vez llegados a metros de la silla con el Sombrero Seleccionador, tragó saliva y esperó a que la profesora McGonagall abriese su gran trozo de pergamino para así pronunciar:

Annie Hyde

Annie cerró sus ojos por un momento y se encaminó lentamente hacia la silla donde la profesora McGonagall sujetaba el Sombrero Seleccionador.

Una vez sentada en la silla de madera, notó cómo el sombrero cubría toda su cabeza y para su impresión, comenzó a moverse y hablar encima de ella.

¡Oh! ¿Qué tenemos aquí? —Pregunta el sombrero con una voz impresionada.

Annie se asusta por un momento, pero relaja sus expresiones y sigue escuchando al sombrero:

Noto valentía, lealtad y pureza... sí, Mmm. Recuerdo haber colocado a tus dos padres en Slytherin hace casi veinticinco años... —La cara de Annie parece ser un cuadro cuando el sombrero menciona sus padres, y cierra sus ojos por un momento, rezando por que no dijera nada más de ellos. — Tu valentía me pone en duda si ponerte en Gryffindor, pero eres también muy inteligente como para pertenecer a Ravenclaw... Muy bien...

𝐋𝐎𝐒𝐓 | DRACO MALFOY | PRIMER LIBRODonde viven las historias. Descúbrelo ahora