1. Un reencuentro expreso.

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Un ápice de esperanza pasa por el cuerpo de Annie cuando se acuerda de que en realidad, sí conocía a alguien: Blaise Zabini. Lo había conocido hace varios años y siempre acudía a los eventos que su familia realizaba para todos los mortífagos, así que como hijo de tal, asistía y compartía dichas tardes con Annie.

Sus padres habían puesto toda su confianza en Zabini para que ayudase a Annie en caso de que no le tocase en Slytherin. Una excusa para poder acercarse a Draco si las cosas no iban bien, pero claramente, difícil resultaba creer que una sangre pura como lo era Annie no iba a ser escogida para la casa de Slytherin.

Al ver que no encuentra al chico de color por ninguno de los compartimentos, se comienza a desesperar. La idea de tener que pasar por el proceso del sombrero seleccionador y ser la más mayor de todo el grupo de niños no es nada agradable. Sin embargo, no hay marcha atrás.

Tras pasar por varios vagones, ve que al final, en la puerta, está apoyado Blaise. Él parece buscar a alguien con la mirada, y cuando se encuentra con los ojos de la chica, le hace una seña un tanto emocionado para indicarle que se sentase con él. Annie no puede evitar sonreír, dejando de reprimir todo el aire contraído en sus pulmones y esquivando a niños ya con sus túnicas, se acerca a Blaise. Éste la recibe con un abrazo.

Cuánto tiempo, Annie. ¿Cómo estás? —Le pregunta él, con una sonrisa.

De los nervios.Ríe ella, dejando un mechón de pelo detrás de su oreja.

La gente entra y sale del vagón donde están parados, y por un momento, la incomodidad que siente la chica aumenta por cien. Lo único que no quiere es molestar.

Vamos, he guardado un asiento para ti. —Blaise coge de la mano de la chica para que no se pierda entre tanta gente, y Annie no se queja.

Ella inspecciona el lugar con su mirada, intentando buscar una cabellera rubia platinada. Pero no, no ve a Draco por ninguna parte. Este instante era un momento crucial para el plan, pues si Draco no la reconocía de primeras, significaba que tenía la oportunidad de seguir con la mentira que tenía entre manos y se podía seguir comportando como Annie Hyde.

Zabini, ¿A quién traes? —Una voz femenina suena, Annie alcanza la mirada hacia la morena, pero no sabe quién es.

Una amiga, Parkinson. Es nueva en Hogwarts. —Le contesta Zabini, dejando un espacio para que Annie ocupe el puesto en la mesa de cuatro al lado de la ventana.

Annie se acomoda en su sitio, dejando espacio para que Blaise se siente a su lado y se sienta un poco más protegida ante todas las miradas curiosas.

¿Eres de quinto año? —Pregunta ahora un chico.

Sí —Habla Annie por primera vez. — Estudiaba en Beauxbatons y mi familia decidió que acabase los dos últimos años en Hogwarts.

Todo el que pensase que una Beauxbatons estaba entre ellos se extrañaría, de hecho, todos sentían curiosidad por qué unos padres permitían que su hija se marcharse de la escuela a tan solo dos años de acabar los estudios mágicos.

¿Y por qué si se puede saber? —Pregunta nuevamente la morena, que está sentada delante de Annie.

Deja de hacer preguntas, Pansy. La vas a agobiar. —Dice Zabini frustrado.

No te preocupes, Blaise —Le contesta Annie, con una sonrisa. — Están en su derecho de preguntar.

Annie observa como esa tal Pansy Parkinson le mira con una mirada de victoria a su amigo, que rueda sus ojos y suspira. No tenía ninguna historia preparada para contar, de hecho, debería de haber pensado una estructura para la mentira con la que iba a vivir durante estos dos años, pero al parecer, no había sido tan inteligente en caer en eso.

𝐋𝐎𝐒𝐓 | DRACO MALFOY | PRIMER LIBROWhere stories live. Discover now