Capítulo siete.

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Narra Diane

Pasé una mañana de perros en el trabajo, Maddie no tenía un buen día y por ende ninguno de nosotros; sus empleados. Si ella aparecía por la puerta con cara amarga ya podíamos ir preparándonos para su lluvia de gritos coléricos.

Eso era lo único que no me gustaba de mi jefa, su mal humor momentáneo. Se enfadaba con el mundo así porque sí. Por el resto, era una persona bastante llevadera y risueña.

Por la tarde A.J. y yo nos dedicamos a limpiar la casa, que ya le hacía falta.

De vez en cuando revisaba mi móvil por si recibía algún mensaje de Louis, pero ese mensaje nunca llegaba. ¿Se habría arrepentido de quedar conmigo?

Los minutos y las horas pasaban y los únicos mensajes de WhatsApp que me llegaban eran de amigos, de él no había ni rastro. O se había olvidado de mí o había encontrado a otra. Y fuera cual fuera la razón, la montaña de odio hacia él era cada vez más alta.

Ayer montó un numerito al verme y hoy pasaba olímpicamente de mí. ¿Cómo pude enamorarme de él? Y peor, ¿cómo puedo seguir enamorada? Masoquismo emocional, la única respuesta firme.

-He quedado con un par de compañeros del trabajo para tomar algo, ¿quieres venir? –aparté la vista del teléfono para enfocarlo entrando por la puerta de mi habitación. Se acercó a la cama y se sentó en el borde de ella.

-No me apetece salir.

-¿Vas a pasarte toda la noche pegada al móvil?

-Mañana madrugo y seguro que si salgo con vosotros llegamos tarde a casa.

-Ayer cuando llegaste del concierto de los niñatos esos era casi la una de la madrugada, ahí no te importó que tuvieras que madrugar a la mañana siguiente –contraatacó-. Claro, como nosotros no somos famosos nos haces bullying –cruzó los brazos cambiando su expresión facial a una triste totalmente fingida.

-No empieces con esa mierda –escuché un pitido emanar de mi móvil, rápidamente lo desbloqueé para revisar los mensajes.

-¿Ya has encontrado una polla que te vuelva loca?

-¿Qué? –lo miré extrañada por esa pregunta tan tonta y directa.

-Casi te da un paro cardíaco cuando sonó el móvil. ¿Quién es? ¿Lo conozco? –se inclinó hacia el aparato para poder ver la pantalla.

-No hay ningún tío –aparté el móvil para que no leyera nada.

-¿Es una tía entonces? –frunció el ceño-. Oh Dios, ¿es la modelo del otro día? –sus ojos se abrieron de la emoción. Me arrebató el móvil de entre los dedos, dibujó el patrón en la pantalla para desbloquearlo-. Por favor dime que vais a hacer la tijereta y podré mirar –abrió la aplicación y revisó mis conversaciones desesperado.

-¡No me voy a liar con la modelo, puto enfermo mental! –recuperé el teléfono y miré los mensajes. Nada, ni un triste “hola” de su parte.

Remains {Louis Tomlinson Fan Ficción} Donde viven las historias. Descúbrelo ahora