Capítulo catorce.

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Narra Louis

El niño pequeño torció la cabeza, mirándome con interés. Lucía un pelo rubio que acrecentaba mis sospechas de que pudiera ser hijo de Diane. Su nariz me recordaba a la de ella y sus rosados labios cumplían un patrón exacto al suyo. Largas pestañas bordeaban sus enormes ojos claros, que eran de un color… de un color jodidamente igual a los míos.

-Elliot, ve dentro –murmuró ella. El pequeño se dio la vuelta y empezó a andar, sólo giró una última vez a verme antes de esfumarse-. ¿Qué haces aquí, Louis?

Mi vista seguía perdida en el camino recorrido por el niño. ¿Cuántos años podría tener? ¿Sería de verdad hijo de ella? Y, en el caso de que así fuera, ¿quién sería el padre? ¿Diane tenía novio? ¿Marido tal vez? No, eso último era un tanto imposible, había pasado relativamente poco desde que ella abandonó Londres, nadie se casa y tiene un hijo en un plazo tan corto de tiempo. O al menos yo no lo haría. Otra deducción podría ser que, si ella tuviera pareja, ésta tuviera un niño, el cual ha querido adoptar a Diane como su nueva figura materna. Aunque también existía un elevado porcentaje a favor de que ella pudiera ser madre soltera… Dios, qué dolor de cabeza, ya no sabía qué pensar.

-¡Louis! –el grito ayudó a que saliera del trance mental. Nuestros ojos se reencontraron. Joder, es que se parecen demasiado.

-Yo, mhm… -oleadas de agobiante calor subieron por mi cuerpo, dejándolo inútil. La imagen suya con un hijo acababa de rematarme. Pisar Italia había resultado ser la mayor cagada de todas. Preferiría seguir como semanas atrás, sin saber absolutamente nada nuevo de ella, viviendo feliz en la ignorancia-, olvídalo –balbuceé alejándome.

Sin tiempo a dar un solo paso más, me agarró del brazo. Sus dedos cerrándose alrededor de mi carne con fuerza. Me soltó de inmediato cuando nos miramos el uno al otro, escondió la mano tras su espalda y mordió su labio inferior a la vez que cambiaba avergonzada la trayectoria de su mirada. Conté hasta tres, permitiéndole un respiro antes de hablar, como no dio indicios de que eso fuera a pasar pronto hice el amago de marcharme.

-Espera –inquieta, echó una vista fugaz hacia la puerta abierta del apartamento, suspiró y movió la cabeza invitándome a seguirla dentro. Acordándome del niño, fruncí el ceño receloso, conservando la figura recta-. Estoy sola, puedes pasar. Además, no creo que hayas venido aquí para nada.

-No estás sola.

-El niño no va a comerte –dijo con aire sarcástico.

Rodé los ojos. Qué tía imbécil.

Me tomé un tiempo en decidirme hasta que Diane gimió, cansada de esperar por mi aprobación, y ella misma se encargó de arrastrarme dentro.

La amplia sala con la que me encontré me obligó a pensar que aquel apartamento no debía costarle poco. Otro impulso más para deducir que no vivía sola y que posiblemente su compañero fuera el padre del crío.

Compañero o… compañera. Y si viviera con una chica eso bien podría significar que era la otra la madre del niño y no ella. Algo que sería perfecto.

Sonreí aliviado.

Mierda. Espera. Claramente podría ser eso o que, en realidad, la chica fuera su pareja y el niño fuera hijo de las dos.

Remains {Louis Tomlinson Fan Ficción} Donde viven las historias. Descúbrelo ahora