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—ACTOS—
Poseída simplemente eso podía pensar,no sabía a dónde iba pero su cuerpo sí,ahora la forma gatuna de Salem corría por el bosque de Greendale,los secretos que aguardaban para esta chica eran abundantes y tal vez un poco de respuestas no serían tan malo o tal vez llenarla de profecías y sabiduría traería desgracia a su vida. Cuando Salem se detuvo un pequeño sonido se produjo,un sonido parecido al que se produce cuando se parte en dos una ramita de árbol,nuevamente Salem tomaba su forma humana. Ruby estaba en el piso intentando asimilar la situación pero no le dio tiempo para eso,una señora de piel blanca como la de ella,cabellos oscuros como la noche de Greendale que vestía un intenso vestido color escarlata la estaba mirado tirada en el piso.
—Levántate—su voz sonó algo empalagoso pero por alguna una extraña razón Ruby la había sentido muy familiar.
Ruby comenzó a respirar lentamente y sin decir ninguna palabra se levantó del suelo y sacudió la tierra que se había adherido a su ropa y comenzó a mirar a la mujer,esta desprendía un brillo en sus ojos un brillo que no podía explicar,apretó sus labio y volvió a mirar los ojos color avellana de escarlata mujer.
—Te oí en mi mente.
La mujer parpadeó rápidamente—Si—respondió—Yo te llame,ahora ven—señaló a cabaña que estaba cerca de allí—Hay que hablar a adentro,no es seguro aquí.
—No voy entrar con usted allá dentro—espetó Ruby—No confió en usted.
La mujer sonrió mostrando su perfecta dentadura—Claro que lo haces,dejémonos de estupideces y entremos rápido.
La mujer comenzó a caminar hacia la pequeña cabaña y Ruby se tensó pues aquella mujer tenía razón,su voz le había parecido familiar y su presencia la hacía sentir segura como si ya la hubiese conocido antes y apresuró el paso siguiendo a la mujer,cuando entraron a la cabaña la cual era una una fachada para la gran cabaña lujosa que se encontraba hasta sus vistas. Una vez ya adentro la mujer no pudo evitar sonreír de una manera apacible a Ruby pero esta no lo noto,la mujer hizo una señal para que Ruby tomara asiento en uno de los finos muebles y ella accedió.
—Necesito que me expliques que está pasando exactamente—Le dijo Ruby.
—Mi nombre es May Salem y su tu tía.
Ruby alzó ambas cejas—¿De que hablas? No comprendo.
Entonces May dio pasos largos hacia Ruby cuando la tuvo cerca de ella colocó su dedo índice con firmeza en la frente de la rubia.
—¡Escucha!
Y de pronto todo se volvió blanco, May y Ruby ya no se encontraban en la lujosa cabaña si no en el antiguo pueblo de Salem. No había sol ni aún cielo azulado si no un cielo gris y nublado con una brisa helada. Ruby miró al suelo y sus pies pisaban un tierra húmeda y llena de césped.
