–ni creas que porque mañana vamos a salir de esta miseria y tendremos gente de servicio significa que no cocinarás, muero de hambre–

–¡pero mamá...!– hice berrinche volviendo a la cocina.

–nada de peros jovencita, anda– escuche por último y justo cuando estaba a punto de entrar en la cocina volvió a hablar –¡que sea comida italiana nena, extraño nuestra cultura!–

Oh por favor esta mujer va a matarme, si no fuera porque es mi madre no sé qué cosa o qué barbaridad ya le hubiese hecho hace muchísimo tiempo. ¡Pero oigan! Al menos la comida de nuestra cultura es bastante simple y deliciosa.

...al día siguiente...

Bien, estoy tan emocionada que puse incluso una alarma, si lo sé soy una exagerada, pero mi madre el día anterior cuando cenábamos dijo y cito:

–"mañana levántate temprano, ponte lo mejor que tengas, cuando estemos allá te dire que harás"–

Y aquí estoy, a las seis de la mañana con el cabello húmedo buscando el atuendo ideal. Opte por ponerme una mini falda de pequeños lunares blancos y negros ajustada en la cintura y cae estilo tul, junto a una blusa al ombligo de mandas largas de color negra y unos flamantes tacones estilo botines negros, simplemente hermosa como siempre. Seque mi cabello y luego lo planche. Hice un maquillaje como los que se hacía Melanie, según mi madre debía lucir como ella a mi estilo. Tome mi abrigo de felpa, es de esos que es de tiro largo, y un gorro de lana. Me mire en el espejo:

–Dios, mírate nena eres toda una diosa, ahora a acabar con Melanie hermosa– me aventé un beso al aire a mi misma y luego salí hacia mi madre que ya estaba apresurándome.

–aquí estoy– dije y ella se quedó viéndome con adoración.

–esa es mi nenita, hermosa como su mami. Bien vamos el autobús pasa a las 7, en el camino te dire el plan– dijo tomando su bolso y me quede estática ¿autobús? ¿Como demonios se supone que esparciría todo este glamour de pasarela en un autobús? Maldición.

–madre, ten por favor un poco de decencia y pide un Uber, o un taxi no lo sé– dije caminando a la nevera, estamos escasas de comida y la verdad es que mi salario de mierda como mesera no me alcanza para nada. ¡Odio a Melanie! Se fue y nos dejo sin un quinto.

–maldición Alicia, estamos en la inmunda, tenemos suerte si convencemos a la ridícula de Melanie a que nos deje quedarnos en su casa– dijo furiosa –solo tengo dinero para ir, si no nos cree el teatrito tendremos que volver caminando– recriminó tomando su bolso saliendo de la casa.

–pero...–

–trae tu inútil y pálido trasero aquí y muévete, tenemos mucho que hacer– dijo encendiendo un cigarrillo. Camine a su lado y le arrebate el cigarrillo tirándolo al pavimento.

–sabes que no me gusta que fumes madre– hablé caminando como modelo de Victoria Secret, escuche a mi madre seguirme de prisa.

–no lo hiciera si no molestaras con tanta insolencia Alicia, ¡maldición nunca haces lo que digo!– sé que estaba alterada así que mejor la deje en paz para que bajara sus revoluciones, es mejor que esté tranquila no quiero arruinar el plan.

–lo lamento madre– dije tomando asiendo en la estación del autobús. Unos minutos más tarde llego y para nuestra suerte estaba vacío. Tomamos lugar hasta atrás en una esquina y mire a mi madre.

–¿qué? Espera se me pasa un poco el enojo, es un largo viaje así que dame un momento–

...dos horas más tarde...

Mi Secuestrador©Where stories live. Discover now