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El joven de cabellos azabaches y reflejos rojizos se pasó el brazo por su frente brillosa para eliminar el sudor que se había producido ante el trabajo que estaba realizando

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El joven de cabellos azabaches y reflejos rojizos se pasó el brazo por su frente brillosa para eliminar el sudor que se había producido ante el trabajo que estaba realizando. Llevaba alrededor de media hora acomodando las cajas con los productos en el almacén del local donde trabajaba. El ambiente no era el mejor si contábamos la leve capa de polvo que se había acumulado con el pasar de los días más la falta de ventilación en el lugar. Sin embargo no se quejaba, después de todo, necesitaba el dinero y la paga no era tan mala.

Una vez que terminó sonrió satisfecho y salió del cuarto que daba a la parte trasera del supermercado donde apagó la luz del almacén y procuró cerrar con llave la puerta. Se dirigió a paso apresurado hasta la zona delantera donde se encontraba la zona de cobro mientras se sacudía las manos y el delantal negro.

Tomó asiento en la caja registradora acomodándose el cabello al momento en que una de sus compañeras de trabajo entraba al local agitadamente.

—¡Llego tarde!

Mitsuri cerró la puerta con fuerza y corrió desesperadamente hasta el fondo del local para ponerse su delantal.

—Que ruidosa. — comentó Giyū con una expresión neutra en su rostro.

Tanjirō observó a su compañero y sonrió ampliamente acomodando algunas golosinas que se encontraban desordenadas en el estante a su lado.

Minutos después la joven volvió corriendo y atándose las correas del delantal negro en su espalda. Se ubicó en la caja registradora uno respirando agitadamente mientras prendía el computador y los aparatos para registrar los productos.

Tanjirō notó la pequeña mancha de pasta dental en la remera verde manzana de su compañera y su cabello algo enmarañado en la zona cercana a su nuca.

Eran las siete y media de la tarde, a esa hora regularmente no había clientela sumado a que abrían el supermercado justo a esa hora pero debían estar minutos antes en el lugar para acomodar, preparar y dejar todo listo para el momento de apertura.

Él era muy cumplidor y responsable con su trabajo, no estaba dispuesto a perderlo ya que realmente le había costado conseguir un laburo con una paga buena. Se había graduado de la secundaria el año anterior y ahora debía de trabajar si quería ayudar al abuelo Urokodaki y a su hermana Nezuko.

Ser cajero, dentro de todo, no era pesado exceptuando los días festivos como lo era año nuevo o navidad donde la gente se acumulaba de maneras exorbitantes en el supermercado, sin embargo, no podía pasarla mal ya que tenía una grata compañía por parte de sus compañeros, los cuales se encargaban de alegrarle el día con algunas ocurrencias.

—¡Tanjirō~!

Su mejor amigo y compañero de trabajo, Zenitsu, apareció de repente asomando su cabeza por una de las góndolas. Tenía los ojos de cachorro y los labios estirados en una rara y deforme mueca llorosa.

lays ➶ 𝐢𝐧𝐨𝐭𝐚𝐧Waar verhalen tot leven komen. Ontdek het nu