La camarera

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(Por: Adrian)

La primera vez que vi a Clarissa, llevaba un mechón cayéndole sobre el rostro, un delantal rosa y la sonrisa más tranquila del mundo. O tal vez me pareció así porque en ese momento mis nervios estaban al tope. El conductor de la sección deportiva dio paso a la sección de espectáculos conmigo a la cabeza.

Bajé la vista a la mesa, esperando que nadie decidiera compararme con la foto que ponía el noticiero. Incluso me puse a jugar con el mantel, aunque a juzgar por lo que escuchaba, no había peligro en ser reconocido.

Nadie va a pensar que el famoso Adrian Wilcox se escapó voluntariamente de su vida de millonario y vino a parar a un lugar como Austin, me repetí.

—Su verdadero rostro llegó a ser tan esquivo como el de Daft Punk y una foto suya sin maquillaje estaba valorizada en más de treinta mil dólares —decía la presentadora—. Las redes sociales están llenas de teorías sobre qué tatuajes son reales basados en fotos de conciertos, vacaciones y hasta declaraciones de sus ex novias.

Frannie, la jefa de mi equipo de maquilladores y una gran amiga, podía estar orgullosa. De los tatuajes que estaban en el top ten, solo uno era real y la única razón por la que lo sabían era porque yo lo había revelado voluntariamente al colgar una foto con Synka, mi mejor amiga.

Ni una palabra sobre el más visible y fácil de rastrear: la nota musical que me grabé detrás de la oreja, en recuerdo de la muerte del abuelo, la única persona que desde que me vio tocar una guitarra dijo: Este niño nunca será completamente feliz si no está haciendo música.

Y eso seguía siendo: un niño que quería hacer música. Pueden decir cualquier cosa sobre mí, pero la música que hago siempre me ha nacido del corazón y nunca de un cheque.

Clarissa (que en ese momento era solo "la camarera") acababa de llegar; saludó y siguió la dirección de mi mirada hacia el televisor. Me atreví a decir algo.

—Walker —hablar de mí en tercera persona era extraño—. ¿Lo conoces?

Soltó una pequeña risita, como si la idea resultara ridícula.

Tuve que recordarme que no era necesario poner una sonrisa de humildad, aunque lo retador fue contenerme cuando ella me llamó...

—Una estrella.

"Al menos estoy segura de que tiene ojos verdes, lo he visto después de algunas fiestas. Nadie duerme con sus lentes de contacto, ¿verdad?" estaba diciendo una de las amigas de Carlie al periodista.

—Bueno, no sé si alguien lo conoce —añadió echándole una mirada a la televisión.

Hice mi pedido, bromeamos un rato y cuando dio la vuelta no pude evitar susurrar:

—La verdad es que yo tampoco sé si alguien me conoce.

Mis ojos son marrones.

Una hora después, saliendo del supermercado, seguía intentando recordar cuándo había empezado la locura de los lentes de contacto. Creo que fue cuando Allison había estado leyendo tres revistas de fans en la peluquería y se dio cuenta que ninguna se ponía de acuerdo sobre mi color de ojos.

Cuando era pequeño y estaba en SPLASH, los productores insistieron en ponerme lentes color verde porque era el color que yo representaba: la esperanza de la nueva generación. Luego había sido fotografiado con mi color marrón real, con unos lentes de contacto negros en la época que empecé mi fase rebelde y finalmente verdes otra vez para interpretar al personaje que me dio el apodo por el que la gente todavía me llamaba. Cuando había visto el título del mail pensé que era una broma, pero resultó ser el título de un libro: Prohibido enamorarse de Adam Walker.

El libro de Lia Belikov cuya adaptación al cine me había convertido en una estrella mundial. Y pensar que todo había empezado con una llamada telefónica.

***

—¿Buen día?

No solía contestar llamadas de números desconocidos (nunca se podía descartar la posibilidad de que alguien, en un momento de locura temporal, lo hubiera posteado en un grupo de fans), pero en ese momento necesitaba escapar de mamá y su insistencia en repasar mis respuestas para la entrevista en el programa de Tina Harbor.

—¿Adrian Wilcox?

—Sí...¿quién habla?

—Oh, por Dios, Catalina no mentía, realmente eres tú. Soy Lia Belikov, la ahhm...la autora de Prohibido enamorarse de Adam Walker.

—Oh.

No sabía qué responder a ello. Por supuesto que sabía quién era, me acababan de anunciar el día de ayer que los productores querían hacer de Sex appeal la canción principal de la película. Me daba igual.

Los siguientes diez minutos de la conversación fueron acaparados por ella y su insistencia en que me leyera el libro, con la idea de que podría componer algo incluso mejor. Sigo sin saber si hacerle caso fue la mejor o la peor decisión de mi vida.

Después de terminar el libro, me pidió que leyera el guión de la película, y terminé aceptando interpretar a Adam Walker. Lia era la chica más dulce del planeta y tenía una forma de hacer que las cosas funcionaran a su manera. Me agradó que fuera una persona con los pies bien puestos sobre la tierra, porque en el mundo de la fama, son un completo respiro.

Nos había parecido divertido que incluso compartiera las mismas iniciales. A.T.W. Solo una comedia romántica de verano, había dicho ella. Un año después, había estado en lo alto de la taquilla, nominado a cinco Teen Choice Awards y tres MTV Movie Awards. Y la locura de la fama se hizo insostenible

***

Perdido en mis recuerdos casi salté cuando una risa alta me hizo reaccionar. Reconocí a la misma camarera rubia que me había atendido hoy, junto a otra chica con el cabello color fucsia y sonreí ante la perspectiva de cruzarte dos veces a alguien en un mismo día. Esas cosas no pasaban todo el tiempo.

Si esto fuera una película, ahora mismo sonaría "Amor a segunda vista", uno de mis primeros éxitos cuando todavía cantaba en español.

No fue una buena distracción, porque terminé chocando con otro chico.

—Perdón, mi esposa está justo ahí y me pierdo un poco cuando la veo —fue su disculpa mientras me ayudaba con el paquete de galletas que se había caído. No pude reclamar nada cuando vi su mirada y recordé cómo miraba mi abuelo a mi abuela. Asentí, con un nudo en la garganta y seguí mi camino.

En ese momento no imaginé que también podría convertirse en uno de mis mejores amigos, pero el hecho de que todavía lo recuerde podría haber sido una pista. 

*******

Holi!

Estoy dedicando este capítulo a la primera editora que tuve en la vida y una de mis autoras favoritas en el mundo: LiaBelikov . Síganla y lean sus historias, no tienen pierde. También para agradecerle haber leído los primeros capítulos y darme su bendición. ¡TE AMO, LIA!!

En fin, en la historia de Lyrics, by Adrian Walker (en mi perfil) les dejaré mañana la letra de "Amor a segunda vista".

¡Besos y calma!

Vale

¿Dónde está Adrian Wilcox?Where stories live. Discover now