¿Cuándo comenzó?

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Justo al final.


      Más tarde, cuando le preguntaran en qué momento se había enamorado de ti, Taehyung respondería que en el último año de escuela, cuando tuvo que cantar «Baby» y le lanzaste encima veinticuatro rosas rojas, una blanca y quince girasoles (más un peluche de tigre). Pero la verdad es que Taehyung se enamoró de ti cuando regresó a casa, llorando porque la universidad y la vida adulta le estaban dando una patada en el trasero.

      Ni siquiera espero al día después. No sé molestó en avisar que iba de regreso. A penas presentó el último parcial del semestre, corrió a la residencia que compartía con Jimin y metió sus cosas en la primera maleta abierta que encontró. Como iba apurado, se dejó el cargador del celular, el cuaderno en donde hacia sus dibujos, las llaves de la casa y el cepillo de dientes, pero de eso sólo se dio cuenta cuando se había montado en el autobús y estaba dos horas en carretera. Llegó como a las siete de la noche, matado de estar sentado y con dolor de cabeza.

      Las luces estaban todas apagadas y no se escuchaba ruido de nada. Como tenía el teléfono muerto, Taehyung tocó el timbre y gritó tanto que se quedó medio ronco.

      ¿A dónde rayos se habían ido sus padres? Estaba a punto de saltar la cerca del patio trasero y romper las ventanas, cuando de repente se le vino a la mente el recuerdo de la muerte de sus abuelos. Taehyung agarró sus maletas y echando humo por las orejas, caminó hasta tu casa, a ver si tu madre le daba respuestas de algo.

      —¡Ya voy! —Escuchó una voz vagamente familiar.

      Luego abriste (porque tenías que ser tú, tus padres no tenían otra hija, ¿verdad?) y se le olvidó que estaba enojado.

      —¡Taehyung! —Tus ojos se volvieron pequeñas lunas y diste un paso atrás—. ¿Qué haces aquí?

      Se le olvidó también que hablaba dos idiomas porque lo que salió de su boca fue un balbuceo.

      Ahora, Taehyung no era estúpido. Medio ahí sobrevivía la física pura y eso ya era bastante decir, gracias. Taehyung no era estúpido, sólo le gustaba hacer el tonto. Y estaba haciendo el tonto pero a lo grande allí parado, con la boca abierta.

      La última vez que se habían visto había sido en la graduación de la escuela, hacían poco más de dos años. Y en ese entonces estaba amargado contigo y con Daniel y con Mei y con Jaisam (quienes terminaron casándose jóvenes y montando una tienda de conveniencia). Hasta Mark y Jimin que no tenían que ver comieron de ese pie de durazno.

      Y hace dos años, eras una muchacha bonita, aunque no quisiera admitirlo. ¿Pero ahora?

      Ahora parecías una supernova. Hermosa. Brillante. Viva. Poderosa. Perfecta como las ciencias más exactas. ¿Cómo es que no se había dado cuenta? Eras una galaxia sin descubrir y a Taehyung se le había averiado la nave espacial por la constelación de Orión.

      —¿Taehyung? —Chasqueaste los dedos en su rostro—. ¡Mira! Responde.

      —¿Ah? —Parpadeó.

      Ojalá se hubiese quedado varado en la curva de tus caderas.

      —Te estoy preguntando si quieres pasar.

      Arrastró la maleta hasta el recibidor y lo llamaste a la cocina, preguntando cómo estaba y cómo le iba en sus clases, y «¿Qué estabas estudiando? La tía Mía lo menciona siempre... —Te encogiste de hombros, abriendo la nevera y sacando un jugo—. Pero yo nunca me acuerdo.» Todo charla muy civilizada, muy adulta. Muy... ¿Eras la misma persona que él conocía desde los siete años?

Un Viaje Por Nuestras Estrellas  |Kim Taehyung|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora