¿Cómo se apaga el fuego?

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Haciéndolo arder.



      Cuando Taehyung cumplió catorce años las cosas empezaron a ponerse raras.

      Pero raras. Raras con «R» mayúscula.

      Lo primero era que parecía que un gallo que no sabía cantar se le había quedado atrapado en la garganta. ¿Que cómo llegó allí? Bueno, para eso Taehyung aún no tenía respuesta, vea usted.

      Era bien vergonzoso. Podía estar en medio de algo importante y de repente estaba soltando alaridos como tirolés:

      —FUe CristÓbal COlón.

      Qué pena, de verdad.

      Lo otro es que le estaba saliendo pelo. A los demás chicos de la clase les habían salido granos, incluso a las niñas. Algunos como Jaisam, Daniel y hasta Mark, tenían una pelusita encima del labio superior y Jimin tenía un único vello en la barbilla. Le había puesto nombre y todo. Pero a Taehyung le estaba saliendo pelo... por donde el sol no le calentaba, ¿saben?

      Y todo estaba aumentando de tamaño. Una noche se fue a dormir y al día siguiente le habían crecido las orejas, las manos y los pies. Dos días más tarde, los brazos y las piernas. ¿Qué le echaban al agua en Marte? Porque estaba seguro de que no podía ser algo demasiado normal.

      —¿Viste a Mei y a Fabiana? —Se le acercó Jimin, susurrando mientras se cubría la boca y miraba (no muy) disimuladamente a su alrededor.

      —¿Qué pasó con ellas?

      Jimin señaló hacia la puerta con un movimiento de labios. Alzó la vista y allí vio algo que antes no había estado.

      En los pechos de Mei y Fabiana se alzaban montañas gemelas. Rebotaban, atrapadas en las camisas del uniforme cuando alguna de ellas se movía con demasiada fuerza.

      —¡Madre mía!

      No se veían para nada asquerosas.

      Y luego Mark se les acercó con su teléfono, reproduciendo un video sin audio.

      Taehyung y Jimin metieron las cabezas tanto como pudieron en la pequeña pantalla.

      —Yo no... No sabía que eso se po-podía hacer —tartamudeó Jimin, rascándose el único pelito de su barba.

      Taehyung se aclaró la garganta, no fuera a ser que se le escapara el gallo.

      —¿Y... uno si puede hacer eso?

      —Ustedes no han visto nada. —Sonrió Mark.

      Y les pasó un pendrive con muchas carpetas y muchas cosas que nunca, nunca, nunca había pensado que existieran. Taehyung, con catorce años, creyó haberlo visto todo.

      Qué cosas, sinceramente...

      Pero qué cosas.

      Y en medio de esa epifanía lo encontró su padre.

      Con la mano metida en los calzones.

      Porque mientras más veía más cosquillas sentía. Como una necesidad de algo. Como un calorcito que era agradable hasta que se esparcía como gasolina y empezaba a arder, y la única manera de apagar el fuego era hacerlo crecer... Y la única manera de hacer eso era... Bueno, era...

      —TaeTae, tu mamá dice que...

      Taehyung gritó al ver a su padre en el umbral de la puerta de su cuarto. Con los ojos abiertos como platos y bailando entre la pantalla de su computadora y su mano empuñada. Y lo que sostenía en su mano.

Un Viaje Por Nuestras Estrellas  |Kim Taehyung|Where stories live. Discover now