Capítulo 4: Adley Vaughan y de cuando Sirius Black se percata de su error

6.3K 721 539
                                    

Capítulo cuatro: Adley Vaughan y de cuando Sirius Black se percata de su error.

James saborea el último trozo de la tarta de chocolate mientras se limpia con una servilleta de papel la comisura de los labios que luego arruga y lanza despreocupadamente sobre la mesa. Coge el pergamino y la pluma y repasa la lista que tiene escrita. Prácticamente ya estaba todo listo. Uno que otro detalle que afinar pero no era necesario preocuparse de ello en ese minuto. Quizás ni siquiera sería necesario hasta oír la respuesta de Remus.

Sus ojos caen sobre Sirius, quien frente a él y gracias a la infinita atención de los elfos, se empinaba una botella de cerveza de mantequilla que estaba seguro se acabaría de un solo sorbo.

—Creo que este quinto trozo de tarta de chocolate me ha convencido. Definitivamente tiene que ser este. –Comenta, agregando una marca de verificación al lado de "tarta" en la lista.

Sirius no responde. Se termina de beber la cerveza de la botella y se limpia los labios con la manga de su sudadera cuando acaba.

Sirius había estado particularmente callado esa tarde. Se habían colado a la cocina de los elfos para preparar el menú para la siguiente cita de Remus, y James prácticamente había hecho un monólogo.

Black se había limitado a contestar con monosílabos todos sus comentarios y Sirius en silencio por tanto tiempo era demasiado extraño como para seguir ignorándolo.

—¿Qué te ocurre, Canuto? –cuestiona —Ni cuando duermes estás tan callado.

Sirius le mira un segundo sin comprender, todavía perdido en sus pensamientos, pero rápidamente sale de su estado de confusión y le dedica una sonrisa poco convincente.

—Nada, James. Pensaba en lo mucho que mi madre me debe extrañar. ¿Quién más, aparte de mí, cambiaría su perfume por sudor de ogro, increíblemente oloroso y difícil de quitar? –responde, suspirando teatralmente.

—Seguro te extraña demasiado –bromea, siguiéndole el juego. Sirius rueda los ojos y abre una nueva botella de cerveza de mantequilla que los elfos no paran de ofrecerle. —¿Me dirás que te ocurre?

—Nada ocurre, James. –Le asegura —Pero si sigo comiendo esta tarta acabaré vomitando arcoíris y algodones de azúcar. Es demasiado dulce.

—Creo que un trozo bastaba. Como sea ¿Crees que a Remus y a Adley le gusten?

Sirius se bebe otro largo sorbo de cerveza antes de contestar.

—Dejemos esto hasta aquí. Remus fue bastante enfático en que no quiere seguir con esto de las citas.

—Pero ya tenemos todo listo. Preparamos todo –protesta —Hiciste esta lista con los postres favoritos de Remus y ahora quieres dejarlo hasta aquí.

—Palabras de Remus, no mías –se encoge de hombros.

James chasquea la lengua.

—Y es comprensible. Después de lo que ocurrió la última vez –exclama, cruzándose de brazos. Sirius no responde, sólo hace una mueca. James niega con la cabeza y se lo queda viendo por un instante antes de preguntarle, otra vez, que le ha consumido el cerebro —Estuvo a punto de enrollarse con Brandon y le cortaste el rollo ¿Por qué?

No lo entiende. Bueno, más o menos. Sirius había desarrollado un instinto sobreprotector por Remus.

—Porque no le gustaba y ya.

—¿Y qué tiene? Remus siempre ha sido sincero... seguro le ha dicho al chico que no le gusta o no quiere nada serio, si deciden pasar el tiempo besándose es asunto de ellos. No tuyo. Pulgoso.

Be my date | WolfstarWhere stories live. Discover now