III

72 8 0
                                    


— ¿Eso es todo lo que un Montesco puede dar? —

La frente sobre el suelo, sus costillas comprimiéndose por el peso sobre él no le permitían soltar las maldiciones que tenía alojadas en su garganta, sabía que con tan sólo decir una terminaría con él desmayado en el piso por la falta de aire.

Romeo agradeció que aquello no terminó por ocurrir y que el contacto de un brazo contra su cuello cesó dejando circular aquel anhelado oxigeno por sus pulmones.

— Casi me matas, Teobaldo. — habló sobándose el cuello. — ¿Ya te debes ir? —

— Si, debo ir a vigilar la infinita nada. — Respondió mientras se levantaba del suelo y se limpiaba el sudor de la frente con la camiseta que llevaba puesta.

Romeo vio los ojos oscuros de Teobaldo ensombrecerse aún más, oscuros como ese mismo espacio en el que se encontraban navegando hasta su nuevo hogar.

La tensión se rompió con las puertas abriéndose, dejando pasar a Julieta, la prima de uno de los presentes, y el interés amoroso del otro. Los tres sobrevivientes pertenecientes a las familias rivales de Verona unidas en el sentimiento de dolor y perdida.

— Los dejo. —se despidió Teobaldo.

El rubio levantó su mano a modo de despedida mientras veía como la silueta de hombros anchos de lo que meses atrás había sido uno de sus rivales se marchaba.

— Romeo...— su voz era suave, tranquila, como una cantarina melodía teñida de notas melancólicas.

— ¿Qué pasa, Julieta? —

— ¿Tú me amas cierto? — preguntó uniendo sus delicadas manos con las del otro.

— Desde el primer momento en que te vi — respondió con firmeza en su voz. — Mi amor me hizo cruzar los límites de la ciudad para conocerte, porque mi corazón lo decía; este mismo amor me obligó a volver por ti aunque eso trajera una guerra entre nuestra gente, mi amor por ti me hace mantener la esperanza aunque el dolor inunde mi corazón—

— Entonces acabemos con este dolor Romeo... Juntos terminemos con este sufrimiento. —

Esa frase trajo el frío glacial sobre su espalda y un vacío en el pecho que eclipsó todas aquellas palabras que habían nacido de su interior.

Space RomeoΌπου ζουν οι ιστορίες. Ανακάλυψε τώρα