Única parte.

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Llora, desconsoladamente, un 20 de Junio, pronunciando palabras que nunca pensó decir.

-Debemos terminar.

Vale, está mintiendo. Lleva dos semanas preparándose para este momento, temiendo que, si no lo practicaba primero ante sí mismo, se rompería en mil pedazos. Ahora piensa que debió haber practicado más, su corazón está encogido y lágrimas calientes surcan su piel (aun cuando es él quien ha tomado esa decisión).

-Está bien. - La sorpresa inicial en los ojos, azul marino, de su compañero ha pasado a ser calma- La verdad, yo también llevaba tiempo pensándolo.- Ve como se levanta del suelo y, con un simple paso, se acerca a él. Una mano reposa en su mejilla.- ¿Por qué lloras? No es propio de ti.

Por unos momentos, cierra los ojos, esperando algún ataque violento de parte de quien es (o era) su armador favorito. Cuando los vuelve a abrir es para contemplar como los colores del atardecer, (desde un bermellón a un violeta rozando el color azul) bañan por completo el rostro de quien, hace unos segundos, era su novio. Ese pensamiento solo logra hacerle soltar más lágrimas.

-Idiota, también soy humano, ¿sabías?- Dice mientras limpia sus propias lágrimas, alejando su rostro de las manos de Tobio (las cuales queman su piel y hacen que tiemble aún más de lo que ya lo hace)- Esto me duele.

- ¿Por más que sepas que es lo que debemos hacer?

- Exacto.

Escucha como su compañero asiente con un murmullo y vuelve a sentarse en el suelo. Sus lágrimas siguen cayendo y su pecho sigue obstruido. Solo quiere que ese momento acabe, irse a su casa y olvidar (o al menos intentar olvidarlo) todo.

-Mañana es tu cumpleaños, ¿cierto?

Sorprendido, asiente. Su sorpresa no es debido a que se hubiese acordado de la fecha (es más, en esos dos años que llevaban de pareja, Kageyama siempre se había acordado de fechas importantes), sino a como gotas saladas también caen por las mejillas del chico, mientras, con un brazo, oculta su rostro. Ambos están llorando, es lo que observa.

-Sí,- contesta- ¿a qué viene esa pregunta?

La mirada llorosa del adolescente choca con la suya. Aun con las lágrimas, se percibe calmada ( y es cuando se da cuenta de que, aun con el temperamento que sabe que tiene Tobio, ha permanecido completamente en calma todo ese tiempo).

-un día más.- Contesta desde el suelo- Mañana tengamos nuestro último día como novios, ya que es tu cumpleaños.

Sabe que es una excusa, que Kageyama, tanto como él, Hinata, no quiere que esto se acabe. Al menos no de esa forma.

-Está bien.- Sonríe un poco, dándose cuenta de algo- Además, has escogido bien por una vez... mañana es el día más lago del año.

Y con eso, dentro de las paredes de un gimnasio de voleibol, sella lo que serán las últimas 24 horas al lado de su, todavía, novio.

-Gracias.

                                                                  .                                .                                    .

Son las 5:56 de la mañana de un 21 de Junio y él, Hinata Shouyo, nunca pensó en verse despierto tan temprano un domingo (tomando una taza de té y esperando al amanecer, apoyado en la ventana de su, aún, pareja).

-Entonces, ¿qué haremos hoy?

Kageyama pregunta y después le da un sorbo a su propia taza. Ambos se pusieron de acuerdo (por una vez en sus vidas) en levantarse tempranos y aprovechar hasta el último ese día. Aun así, no lo habían pensado lo suficiente y no sabían que iban a hacer. Un vacío se instaló en el estómago del de cabellos oscuros, no quería desperdiciar ese día.

Veinticuatro horas antes de nuestra última noche de verano.Où les histoires vivent. Découvrez maintenant