Día 2: Trabajo pesado

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- O-oh, vale, sí. Ok. Café... ¿Latte? - murmuró, frunciendo el ceño algo confundido. Su lacio cabello negro se interpuso en su visión y rápido lo quitó de su rostro.

- Latte - respondió la chica, girando a su derecha, donde había un escritorio -. Este será tu escritorio, el mío es este -, se giró a su izquierda y ahí estaba dicho escritorio -. Evidentemente tenemos que estar cerca de Bakugou siendo sus asistentes personales, ¿eso está claro?

- Sí -. Kirishima asintió decidido. Se deshizo del maletín que llevaba consigo y lo colocó sobre su nuevo escritorio.

- Bien, por hoy yo iré por el café. Mañana te tocará a ti. Ahora, deshazte de esa camisa de estampado - pidió Mina sin verlo, acomodando un par de cosas en su escritorio. Kirishima soltó un pequeño jadeo de sorpresa y la pelirrosa le volteó a ver entonces -. ¿Qué esperas? Es horrible, Bakugou no puede verte así. ¡Ya, ya, ya!

El pelinegro se ofendió ligeramente, pero decidió hacerle caso a la chica, por lo que en segundos se quitó dicha prenda y se la entregó a la chica cuando esta hizo un gesto para que se la diera. Cuando se dio cuenta, la prenda estaba en un bote de basura.

- ¿¡Eh!?

- Me lo agradecerás después. No sabes nada de moda, ¿cierto? -. Kirishima negó -. Se nota. Por ahora tendremos que trabajar con esto. Entonces, siempre que estemos aquí debemos estar totalmente pendientes de los teléfonos. No podemos perder ninguna llamada. Nunca.

- Suena fácil hasta ahora - balbuceó el chico, aún algo dolido por la pérdida de su camisa. Maldición, apenas y tenía dinero para pagar su departamento junto a Denki y Sero. Mina rió.

- Espera a que veas a Bakugou en persona.

- Ah, es cierto, a todo esto, ¿quién es Bakugou? Le pregunté a la chica de recepción y--

- ¿No sabes quién es Bakugou? - preguntó Mina algo incrédula, sentándose sobre su escritorio después de haber hecho un espacio. Kirishima negó -. Ah, bueno, no es más que el jefe de redacción de la revista más prestigiosa de moda en Japón.

La boca de Kirishima terminó en un pequeño círculo mientras soltaba un pequeño "oh" que Mina imitó con las cejas arqueadas.

- Entonces... Él, ¿cómo es?

- Woah... Ya lo verás, créeme no hay manera de describirlo - soltó Mina después de un suspiro -. ¿Por qué estás aquí, Kirishima?

El chico estiró ligeramente su camiseta en incomodidad y desvió la mirada hacia la oficina de su jefe. Era hermosa, tenía que admitir que tenía una vista muy bella de la ciudad desde ahí. Los rayos mañaneros se colaban de una forma muy linda que le generaba tranquilidad. Respiró hondo y bajó la vista al suelo.

- En realidad no sé, fue el primer empleo en el que fui considerado, así que supuse que sería una buena idea. Solo que hasta hoy me enteré que se trataba de una revista de modas - explicó nerviosamente, rodeando su escritorio para sentarse en la silla giratoria que le correspondía. Alzó los hombros y Mina rió ligeramente -. ¿Tú por qué eres tan amable conmigo y no eres como los demás?

- Primero que nada, eso explica muchas cosas - se burló amigablemente la morena y después se levantó de la mesa de cristal en la que había estado sentado -. Respecto a lo otro... Una vez estuve en tu lugar, y hubiera agradecido que alguien se comportara como una persona con malditos valores. Claro, la industria de la moda no es precisamente la más amigable, pero eso no significa que todos tengan que ser basura. Me disculpo por Camie, la de recepción -. Mina rodó sus ojos con diversión y alzó los hombros -. No es la mejor, pero ahí está por algo. Ya verás que aquí hay gente agradable.

¡KiriBaku Week 2020! Where stories live. Discover now