Capitulo 23: Siempre estaré a tu lado

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Advertencia: Este capitulo puede no ser apto para personas muy sensibles.
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La adrenalina se encontraba en cada milímetro de la piel de Anne, su cabello que antes estaba en dos trenzas ahora solo estaba desordenado y sin ninguna dirección.

Corría como si su vida dependiera de ello, y en realidad, así era. Su vida estaba en peligro.

El bosque se encontraba oscuro y en el solo se escuchaba el eco de sus sollozos. Sabia que tenía que calmarse, pues si no aquella repugnante persona seguiría persiguiendola.

- ¡Deja de seguirme! - Rogó cuando se detuvo para recargarse en el tronco de un árbol. - ¡Por favor!

Sin embargo volvió a correr cuando sintió que aquella persona se le acercaba.

Minutos antes.
A la pelirroja le faltaban cinco minutos para llegar a la casa de los Blythe, ya se imaginaba el gran regaño que le daría Gilbert. Aún así, le agradaba que se preocupara por ella.
Un silvido en medio de la oscuridad hizo que su piel se erizará.
– ¿Si?¿Hay alguien?
Anne creyó que había Sido uno de los tantos animales nocturnos que habitan en el bosque, sin embargo conforme iba caminando fue escuchando piropos tan asquerosos que comenzó a estremecerse. Le causaba asco.
De un momento a otro un hombre alto y robusto la tomo de sus trenzas y la jaloneo hacia el. Cómo no era de las que se quedaban en shock dió una patada en la parte sensible de aquel bastardo y comenzó a correr.
Ahora.

Sus piernas se encontraban temblando, no veía la hora de llegar a casa, necesitaba de un ángel, solo un milagro la salvaría de esta porque se estaba cansando, sus piernas no daban para más.

Justo cuando sus piernas le fallaron cayó en los brazos de su Ángel, y justo al momento se escuchó un gran estruendo, mejor dicho. Un disparo.

– ¡Lárgate de por aquí! – Esa era la voz de Gilbert. Y los brazos de quién estaba eran los de Matthew.

– Tranquila, Ann.

Matthew acariciaba su espalda y la pelirroja se encontraba tan enojada que las lágrimas se hicieron presentes.

– ¡Estoy cansada!¡Estoy tan cansada de que todo esto nos suceda por el simple hecho de ser mujeres!¡¿Dónde están los valores?¡¿Dónde está el respeto en cada uno de los integrantes de esta sociedad?! ¡Se supone que ser mujer debería ser un orgullo y no un anzuelo para los hombres sin educación!

Gilbert se puso de cuclillas y acaricio los hombros de Anne.

– No quiero que importe la hora, ni el lugar. Solo quiero sentirme protegida siempre sin necesidad de estar acompañada de alguien. ¿Eso es mucho pedir?

Los dos hombres se miraron y suspiraron sin poder decir nada. Pues en realidad estaban muy escamados.

Regresaron a casa y por esa noche decidieron quedarse en casa de los Cuthbert.

En la madrugada de aquella noche Anne no durmió pensando en cómo acabar con aquello que le hacia daño a las mujeres de la comunidad.

– Esto no se tiene que volver a repetir princesa Cordelia. – Dijo mirando hacia aquel árbol que siempre tocaba su ventana. – No permitiré que vuelva a pasar. Estoy tan segura como de que mi nombre es Anne Shirley Cuthbert.

A la mañana siguiente solo estaban Marilla y Anne. Las cosas estaban un poco tensas debido a la discusión que habían tenido hace días, sin embargo aquella mujer seguía preocupándose por Anne.

– Marilla. – Hablo la pelirroja desganada.

– ¿Si?

– ¿Alguna vez te sucedió algo similar a lo que me pasó ayer?

Amor por las cartas || Anne With Ann'e ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora