One Shots (Kageyama Tobio × lectora)

~30~

Pedido hecho por: Annabeth-Padmore.
Advertencia: sad, drama.
Gracias por la aportación y espero que te guste😊.

~Quédate a mi lado~

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POV Narradora

– ¿Verdad Yachi-chan? –

Ella asintió enérgicamente.

Los 4 chicos caminaban de vuelta a casa después de un gran entrenaminto de voleibol y una practica de arte por parte de (T/n).

Hablaban cómodamente o al menos Yachi y Hinata, ya que hoy (T/n) parecía mucho más callada de lo normal y eso extrañó a su novio.

– (T/n), ¿estás bien? – le preguntó Kageyama. – ¿(T/n)? – la llamo al notar como ella no le contestaba.

– Ah sí, dime, ¿qué pasa? –

– Eso te estaba preguntando –

– ¿A mi? Nada estoy bien – sonrió forzadamente y él lo notó.

– ¿Estás segura? –

– Sí, tranquilo –

Kageyama renunció a insistir y quitó la mirada de su novia para enfocarla en sus amigos delante de ellos, que hablaban cómodamente, como (T/n) y él solían hacer, al menos hasta ayer.

[...]

– Tanaka, ¿por qué crees que (T/n) no ha vuelto? –

– No lo sé – le contestó a Nishinoya.

– ¿Qué pasa chicos? – les preguntó Suga al verlos tan desanimados.

– (T/n)-chan hace dos semanas que no viene al gimnasio –

– Ah, es por eso, bueno, supongo que todos están afectados, ella era una gran apoyo en el equipo, seguro que volverá pro --

Antes de que él pudiese terminar la frase, la chica a la que todos añoraban por desaparecer del gimnasio, apareció repentinamente alegrando a todos, pero aparentemente, buscando a alguien.

– ¡(T/n)-chan! – fue este dúo los primeros en recibir a la chica.

– Chicos, hoy no – les negó el abrazo y ellos no insistieron al ver su cara desanimada.

– Si buscas a tu novio, esta allí – señaló Tanaka.

– No lo busco a él, busco al entrenador –

– Está allí (T/n) – esta vez señaló Suga.

Sin dar las gracias e ignorando las miradas de los demás, se acercó al entrenador.

– ¿Podemos hablar en privado? –

– Claro –

Se apartaron de los demás y salieron fuera del gimnasio para hablar más tranquilamente. Nadie supo de que hablaron, solo vieron que cuando la puerta volvió a abrirse, entró solo el entrenador, con un papel en sus manos y con una cara de disgusto.