Capítulo 02: La Cascada

Start from the beginning
                                    

Su prometido parecía haberse calmado y encontrarse más receptivo a las preguntas que Sasuke quería hacerle. Su expresión era más comprensiva, al parecer ya se sentía seguro de que Sasuke no iría a correr con la cola entre las patas y dejarlo solo.

—Yo también te amo—su ceño se frunció levemente—, por eso decidí hacer esto. Ya lo habíamos conversado y pensé que te haría feliz—dudó antes de continuar, Sasuke esperó a que termine antes de decir algo—. Y no solo lo hice por ti. Yo también lo quiero. Tenía dudas por todas las restricciones y eso, pero... pero es algo que quiero y amaría compartir esto contigo Sasuke—oh, los ojos de Naruto comenzaban a brillar más de lo usual, eso significaba que estaba controlando sus lágrimas—. Quiero que seas feliz por esto y no solo lo aceptes por obligación o- o- No sé, tu orgullo Uchiha y eso, que está en todo lo que haces—pese a la sonrisa que le ofreció, pequeñas lágrimas comenzaron a rodar por sus mejillas. Sasuke las interceptó y secó el rostro de su prometido.

—Últimamente estas muy sensible—dijo suave y dulcemente, no queriendo sonar como que lo reprimía o se quejaba al respecto, solo como un comentario. Naruto ahogó una risa.

—Pues ya sabes a quién culpar—murmuró—, los Uchihas y sus ganas de llamar siempre la atención—aún no podía comprender ese punto.

—¿Uchihas?

—¿En serio, Sasuke? —Ya no parecía molesto, solo algo incrédulo por la lentitud en la que procesaba la noticia Sasuke.

—En serio, Naru. Solo, por favor, ¿explícamelo mejor? —Naruto lo observó con dulzura antes de suspirar y moverse para sentarse a un lado de Sasuke en la cama, sus manos aún entrelazadas.

—¿Recuerdas cuando me propusiste matrimonio? —Sasuke asintió con una sonrisa, nunca lo olvidaría, Konoha nunca lo olvidaría—. Esa noche hablamos largo y tendido; una de las cosas que hablamos fue lo mucho que a ambos nos gustaría tener una familia nuestra.

—Sí, querías que adoptemos a alguno de los niños que quedaron huérfanos por culpa de la guerra—Sasuke recordaba aquella conversación con sentimientos encontrados, quería una familia, una familia propia y criar a sus hijos con amor y junto al hombre que amaba. Pero al mismo tiempo no se sentía completamente feliz por el hecho de que no podría enseñarle a sus hijos la herencia de ser un Uchiha: el sharingan.

—Sí. Estaba emocionado con la idea pero pude notar que tú tenías algo en mente—Naruto lo miró profundamente, como leyendo sus pensamientos. Sasuke estaba seguro que él había llegado a la respuesta del porqué Sasuke no está totalmente a favor de la idea—, si adoptamos, ese niño no tendrá el sharingan. Y por más que no quieras, sé que en tu interior sentirás que no es realmente un Uchiha.

—Naru, no-

—Acéptalo, Sasu, sabes que es cierto—Sasuke no podía contradecirlo, no cuando Naruto lo conocía tan bien y sabía cuando le mentía—. Es por eso que estuve buscando una forma de que podamos tener un hijo que tenga tu sangre, tus genes que pueda heredar el sharingan—Sasuke podía sentir cómo se le comprimía el corazón ante la paciencia, comprensión y amor que evocaba Naruto con cada pensamiento y acción que realizaba por el amor que se tenían, si hubiera sido posible Sasuke podía decir que lo amaba cada vez más—. Estaba dispuesto a que alguien tuvi-

—No. No, Naruto, sabes que-

—No, escúchame.

—No quiero tener un hijo con nadie más, ¿me entiendes? —apretó con fuerza las manos de su rubio, sabía que estaba causándole dolor pero Naruto no dijo nada, solo lo miró en comprensión.

—Sí. Es por eso que Kurama me sugirió otra cosa—el azabache frunció el ceño en preocupación. No es que no confiara en el zorro, por muy pesado y estresante que fuera, Kurama nunca pondría en riesgo a Naruto ni lo engañaría con algo. Kurama lo amaba, y si no fuera porque eran de especies distintas Sasuke estaría celoso a morir de lo unidos que eran. Claro que eso no evitaba que el odioso zorro lo molestara e hiciera bromas al respecto, si escuchaba una vez más cómo él estaba siempre dentro de Naruto, Sasuke rebanaría cada una de sus nueve colas para hacerle una esponjosa manta a Naru.

ResurrecciónWhere stories live. Discover now