-Eso es lo que te estoy preguntando yo.- contesta. Ahora sus manos toma las mías.- ¿Qué sucedió?


No contesto de inmediato. Hago que suelte mis manos y camino nuevamente a la cama y trato de no mirarle al contestarle, mejor dicho, al mentirle.


-No recuerdo mucho, la verdad...-digo. Mi mirada no va más allá del suelo.- Creo que solo me puse nerviosa por estar sola...


-¿Segura que eso es todo? – le escucho preguntar. Asiento rápido, no quiero que vea duda en mi. Max se sienta a mi lado. Todavía no me atrevo a mirarlo.- Me preocupe mucho, Aisa.


Mi pecho se aprieta.

-Lo siento.- digo bajito. Nunca quise que las cosas se salieran de control. Me deje vencer por el miedo, me deje vencer por Michael y ahora tengo que encontrar la manera de encontrarle la solución.- Lo siento mucho...- mi pecho duele.- No quise arruinar su noche...

-No, no.- Max niega.- No tienes la culpa de nada, Aisa.


Trato de no llorar.


Si es mi culpa, todo es mi culpa.


El silencio se apoderó del cuarto. No me atrevía a decir algo, prefería quedarme callada y planear en mi mente lo que haría...no si quiera sé que hacer.

Si Max no estuviera en la habitación, probablemente estaría a punto de un ataque nervioso de nuevo. Tiemblo del miedo cuando pienso en las palabras escritas en ese papel, no se como todavía no he cometido una locura, ya debería haber visitado a ese monstruo y que me dejar en paz de una vez por todas, pero al mismo tiempo, no quiero sentir miedo.


-Pedí unos días libre.- dice mi hermano de repente. Lo mir sin saber que decir. Él nunca ha tomado días libres.- para cuidarte...


-Pero...¿Cómo él te dejó?- pregunto confundida enfatizando él. El padre de Michael nunca deja que Max se vaya por mucho tiempo, a penas y puede salir a una hora normal del trabajo.


-Le explique la situación.- me siento mal cuando dice "la situación". Yo no debería hacerle pasar por esto.


-No deberías hacer esto por mi. – digo con mi voz ronca. No quiero llorar.- Además,  tal vez se enoje y corres el riesgo...


-No te preocupes...no corro ningún riesgo.- vuelve a tomar mis manos.- Quiero que estés bien.


-Estoy bien.


-Ayer no...


-Pero hoy si.- lo interrumpo.- estoy bien.- vuelvo a repetir.


-No, Asia.- su voz sube de volumen.- Lo qué pasó ayer muestra que todavía las cosas no están bien...por eso también he decidido que te quedes aquí por un tiempo.


-Tengo que ir a la universidad.- no quiero creer lo que dijo.-los exámenes...


-Hablaremos con la universidad...


-¡No!- exclamo. Me levanto de un solo golpe. Lo enfrento.- ¡No puedes hacer eso!


-Aisa...- tratar de acercarse pero me aparto.- hablaré con la psicóloga para aumentar las citas...por ahora, solo iremos a ese lugar.


-¡No!- vuelvo a gritar. El dolor de cabeza aumenta.- No puedes encerrarme...no puedes...-mi voz se rompe.-Estas actuando como...


-¡No te atrevas a decirlo!- grita. Me echo para atrás.- ¿Por qué reaccionas de esa manera? ¡Estoy tratando de arreglar las cosas!




ContigoWhere stories live. Discover now