Disfrutar apostando y enamorarse jugando

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*Narra Tomi*

Estaba sentado en el sofá en el cual me he sentado millones de veces antes, pero nunca tan nervioso y a la vez ansioso de proponerle algo así.

Ella estaba esperando, así que me lancé de cabeza a la piscina.

- Mañana a las cuatro y media en la plaza de en frente de la cafetería O' Connor - le sonreí.

En su frente se formó una arruga dándome a entender la pregunta que estaba pensando antes de formularla en alto.

- Es una sorpresa - ensanché mi sonrisa.

Tardó unos segundos en responder.

- De acuerdo - asintió medio convencida.

- Y... ¿qué tal otra partida? - le guiñé un ojo.

- Dirás mi revancha - me guiñó un ojo haciéndonos reír.

Cuando había llegado, Dako y ella estaban en mitad de un partido. Dako acabo ganando por cuatro goles, lo bueno es que al menos Bri intentó igualarla, porque ganar a Dako es casi imposible. Ashton lo consiguió una vez y Dako se enfadó tanto que no se cansó hasta haberle ganado diez partidas más.

Ashton llamó a Dako y ella tuvo que irse dejándonos solos y se me ocurrió apostar un partido a que el que ganara podría darle al otro lo que pidiese.

- ¡¡GOOOOOOL!! - escuché gritar con felicidad a Bri - despierta porque esta partida la vas a perder, enano - me guiñó un ojo.

- Ni en tus mejores sueños, pequeña - le sonreí consiguiendo quitarle el balón a su jugador.

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*Narra Dako*

Cuando llegué y toqué el timbre tuve que apoyarme sobre la pared para intentar respirar con normalidad.

Después de que Ashton me llamara y me dijera que estaba muy mal, salí literalmente corriendo. Es un milagro que no me haya atropellado un coche.

La puerta se abrió y levanté la cabeza.

- ¿Y... bien? - le pregunté aun recuperando el aliento.

Él me sonrió.

- Perfecto solo cinco minutos y medio, es un récord.

- ¿Me estás... tomando... el pelo? - arqueé una ceja poniéndome recta.

- No, sólo quería saber cuánto tardaba mi novia en llegar a mi casa si la necesitaba - se acercó hasta rozar nuestros labios - rápidamente.

No pude evitar sonreír al sentirle tan cerca de mí.

- Mi novio está loco - le susurré en sus labios.

Esas dos palabras eran demasiado perfectas para ir en una misma frase.

Sentí su sonrisa.

- Tu novio está totalmente loco por ti.

Y sus labios se movieron junto con los míos. Sus manos bajaron a mi cintura y le mordí el labio inferior. Escuché un sonido ronco salir del interior de su garganta y sonreí. Su lengua entró en mi boca y el beso se volvió más intenso, más depredador.

- Ash, acabaremos sin aire - le dije entre beso y beso.

- Después de haber probado una vez tus labios es imposible resistirse a ellos - sonrió sobre ellos.

- Deberíamos pasar dentro, no quiero que tus vecinos te denuncien por escándalo público - le guiñé un ojo.

Él rio y asintió. Entramos y cerró la puerta detrás de nosotros.

La música y la rivalidadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora