*Narra Ian*
Volví a suspirar por tercera vez intentando calmarme y toqué el timbre. La puerta se abrió y apareció ella con un vestido azul, unas medias negras, una chaqueta negra y unos zapatos azules.
- Hola estás preciosa - le sonreí.
- Hola gracias, tú también - sonrió mirando sus zapatos.
Me encanta que sea vergonzosa, es una de las muchas razones por las que estoy enamorado de ella. Cerró la puerta y caminamos hasta un pequeño parque.
Espero que le guste, supliqué en mi mente.
- Espera - le dije agarrándole la mano, ella se giró y me miró sorprendida - es una sorpresa, déjame que te tape los ojos - le sonreí traviesamente.
Ella se sonrojó, pero asintió.
Saqué un pañuelo azul y se lo até detrás de la cabeza para que no pudiera ver.
- ¿Ves algo? - puse tres dedos delante del pañuelo, ella negó con la cabeza - perfecto - sonreí, le cogí de la cintura y sentí que se tensaba, me acerqué a su oído y le susurré - tranquila Irene, solo te voy a guiar - ella asintió y empezamos a caminar.
Cuando llegamos donde todo estaba listo, le detuve.
- ¿Estás lista? - le pregunté nervioso.
- Sí - respondió ella sonriendo.
Le desaté el pañuelo. Cuando sus ojos vieron todo lo que había preparado, se abrieron por la sorpresa.
- Ian... esto es... - dijo en un susurro sin apartar los ojos de todo aquello - es precioso - se giró para mirarme sonriendo abiertamente.
- Gracias, pero solo lo decoré un poco, una cena es una cena, ¿no? - nos reímos.
La acompañé a sentarse en su silla.
Cerca de un árbol sobre el césped, había colocado una mesita junto con dos sillas, había puesto la mesa y algunas velas para alumbrar todo. Junto a la mesa había colocado un pequeño reproductor de música para crear el ambiente que estaba buscando y finalmente había decorado el árbol con luces navideñas.
Me senté en mi silla y nos serví el menú.
- Espaguetis a la boloñesa - le sonreí.
Me sonrió de vuelta. Cogió el tenedor, enrolló los espaguetis y dirigió el tenedor hacia su boca. Una exclamación de sorpresa salió de su garganta.
- ¿Los has hecho tú? - me preguntó.
- Quizás Tomi me haya ayudado un poco... - le sonreí de lado.
Escuché su risa y no pude evitar sonreír como el tonto enamorado que era.
- Pues están riquísimos - me guiñó un ojo.
- Siempre a tu servicio madame - le guiñé un ojo y volví a escuchar su risa.
Acabamos los espaguetis entre risas.
- De segundo hay filete empanado con crema de patata - le serví el menú y luego a mí.
Cuando probó un bocado se le dibujó una sonrisa en el rostro.
- Deberías preparar la cena más a menudo - dijo comiendo otro bocado consiguiendo mancharse la comisura de los labios con la crema de patata y haciéndome reír.
Ella frunció el ceño sin entender nada.
- Espera - cogí la servilleta y me levanté de mi silla para acercarme a ella - tienes crema de patata aquí - me acerqué a ella y le limpié lo que tenía manchado.
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La música y la rivalidad
RomanceBrianna Collewe y Daniel McFare. Dos adolescentes que forman parte de dos grupos de música muy distintos. Se conocieron hace 5 años y desde entonces no se soportan. Bromas de muy mal gusto, insultos hirientes, miradas llenas de odio, gritos plagados...