—El lazo es el camino, solo dale un poco de tu lobo al zorro de Mika —ordenó.

Kato pudo ver a su lobo levantarse con orgullo mientras de su pecho una parte de su alma salía en forma de una gran estrella, la misma avanzó con aquella cinta que los unía. Con ese fragmento en el zorro este se levantó de su sueño y saltó de alegría. Mika sintió una gran porción de energía en él, sintió la más grande fuerza que nunca antes había sentido y al abrir los ojos se dio cuenta, que, como había pensado, aquello no era tan fácil como lo pintaba.

Kato estaba arrodillado con la respiración agitada.

—Te da un poco de su fuerza, un poco de su vida, su lobo te da una parte de él para que un Gamma tenga más poder —el anciano se levantó y extendió sus manos hasta posarlas en los hombros de Mika y Kato— al igual que curó las heridas cuando se enlazaron, de esa forma refuerzan su lazo para que así Kato te dé su poder.

Dena ladeó la cabeza con curiosidad y preocupación. Quiso intervenir en aquel silencio, pero la mirada del viejo hombre le indicó que no era un buen momento.

Dejaron a Gamma y Alfa solos y Dena se llevó al anciano por la aldea, quería saber todos los riesgos de ello.

—Vas a ser un gran gobernante —el anciano tenía las manos tras su espalda y su semblante era tranquilo— lo que alguna vez quisiste será tuyo y gobernarás con gran poder y paz, espero vivir hasta ese día.

Dena se detuvo abruptamente y volteó a ver al anciano, el sujeto era sabio, se notaba en sus ojos opacos por la edad. La respiración se le detuvo unos segundos y retrocedió ante el miedo de aquel futuro que el hombre le planteaba.

—Te preocupas por él —volvió a hablar el anciano, él igual se detuvo y le devolvió la mirada—, es una parte del lazo de pareja que la mayoría desconoce, en mi tribu lo hemos descubierto cuando omega y delta se emparejaron, el omega debía darle su tranquilidad o nuestro delta destruiría todo. Estará bien en cuanto no le dé su lobo por completo.

—Lo que dijo antes...

—Tu futuro está ahí, yo no he volteado nada, no importa lo que pase después, el futuro siempre vuelve a su lugar, una profecía siempre se cumple.

Kato sentía la mitad de su cuerpo dormida, estaba agotado tanto como si hubiese corrido por todo el lugar, el sudor frío bajaba por su frente y a pesar de eso una sonrisa completaba su semblante. El alfa se sentía inmensamente feliz por poder proteger a Mika, se sentía tan dichoso que le importaba relativamente poco el sentimiento de agonía en su pecho.

El Gamma por su parte estaba preocupado, sentía una esperanza para salvar la vida del cachorro que crecía en su interior, pero incluso de esa forma la manera en la que se encontraba Kato le parecía demasiado peligrosa. No quería pensar en lo que pasaría si es que las cosas se complicaban más de lo que ambos podían manejar.

—Ven —Kato tomó la mano de su pareja y con una sutil sonrisa se levantó— con esto fuera de peligro es hora de planear todo —En sus ojos había ilusión.

—¿Estás bien? —Mika evitó que siguiera avanzando, presionó su mano con fuerza— es decir, por mi culpa es que estás...

—Yo debería decir eso —Kato le sonrió—, por mi culpa es que estás en esta situación, he cometido bastantes errores —sujetó las mejillas de Mika y apoyó su frente en la ajena, sintiendo aquella conexión hacerse indestructible—. Te he lastimado tantas veces que comparado con ello lo que ahora siento no es nada, no te preocupes —La mano que sujetaba la de Mika golpeó levemente su pecho— todavía tengo fuerza. La suficiente para protegerte.

El calor en su pecho estaba ahí, el amor flameaba en sus ojos y Mika sentía cada emoción en su interior, con una fuerza incluso más potente que antes. Su lugar estaba ahí, su felicidad estaba en los brazos de aquel Alfa.

El Lobo Y El Zorro (Omegaverse) [Gay]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora