II• (Actualizado)

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La Hacienda "Las Dianas" estaba de fiesta. Victoriano Santos ganaría la carrera de caballos como lo había hecho por cinco años consecutivos. Era costumbre que Inés se encargará de los preparativos para cuando Victoriano regresara del torneo con el premio ganador. Los mariachis, la pista de baile, los invitados, la comida, etc.. Todo estaba listo. Sin embargo, Inés desde que se levantó tuvo un mal presentimiento. Rezo a la Virgencita para que nada malo sucediera el día de hoy, se suponía que hoy seria un dia especial.

X: El Patron llegó! (gritaron desde la entrada de la Hacienda)

Ines sacudió sus manos en el mantel sujeto en su cadera y con un paso acelerado fue a encontrar a don Victoriano. Los mariachis empezaron a cantar, los invitados aplaudieron en unísono; Ines sonriente fue hasta la entrada, para encontrar una escena inesperada. Victoriano con su voz potente y dominante empezó a despedir a sus invitados, pidió que los Mariachis se fueran y que se deshiciera de la pista de baile porque no había celebración alguna. Ines presenció la furia de Victoriano totalmente confundida.

¿Que estaba pasando?

Mientras Victoriano a gritos echaba a todos de su Hacienda, su ardiente mirada buscaba de rincón a rincón a una persona en especial. Necesitaba saciar su furia con ella. Por fin sus ojos se posaron en la figura que el muy bien conocía. Sus ojos se encontraron con los de ella. Cierta angustia fue creciendo en Inés al ver como Victoriano con pasos graves se acercaba a ella. Su mirada estaba fija en Inés, como un animal mira a su presa. Se sintió inmensamente diminuta al tener a Victoriano en frente de ella, más cerca de su cuerpo de lo usual. Sus hijas y Deborah contemplaron esa escena expectantes.

V: ¡Ven a mi despacho, ahora! (dijo furioso)

Ines asintió sin decir palabra alguna. Victoriano con la respiración agitada levantó su barbilla, pasó al lado de Inés y entró a la Casa Mayor. Emiliano quien miraba a lo lejos corrió hacia su madre preocupado.

E: Ma, que le pico esta vez al Don?

I: No se hijo, ahora vuelvo. Don Victoriano quiere hablar conmigo.

E: El patrón no puede desquitarse con usted cada vez que tiene un mal dia, Ma.

I: Hijo, no te preocupes. Asegurate que todos los invitados se vayan, dile a Jacinta y Candela que apaguen las ornillas. No habrá fiesta en las Dianas.

Emiliano asintió a su madre, sin antes darle un suave abrazo. Sin duda, Inés lo necesitaría antes de enfrentar la furia de Victoriano. Suspiro y fue con pasos ligeros al despacho del patrón.

A lo lejos Diana, Casandra y Connie sabían lo que estaba por venir. Era común que su padre alivie su estrés con su Nana, ella era la única que podía calmar al bárbaro animal que su padre se convertía cuando tenía un mal dia. Y hoy era sin duda uno de esos días. Su padre había perdido el torneo y lo peor de todo es que fue derrotado por el caballo de Eduardo Mendoza.

En cambio, Deborah no entendía porque a pesar del tiempo que llevaba siendo la esposa de Victoriano, él no la buscaba para aliviar sus preocupaciones. La única explicación sería que Victoriano aún no tenía la confianza e intimidad suficiente para buscarla. Deborah no podía creer que Inés, la criada, fuera la que apaciguara las preocupaciones de su marido. Con enojo fue caminando hacia la Casa Mayor, ella tenía que saber porque su marido le tenía tantas libertades a la sirvienta esa.

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Casa Mayor

Despacho de Victoriano-

Victoriano sentada en su asiento esperaba con ansias a Inés, quería descargar su enojo en alguien y sabía que Inés era la indicada. Unos segundo más tarde Inés apareció y entró en su despacho.

Las Amazonas: Ines y VictorianoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora