6 de Abril ~

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Debo escribir esto o no habrá evidencia alguna de los asombrosos acontecimientos de anoche. Escribo para decirme que lo que experimenté fue tan real como tú o yo, y no solo un producto de mi alterada imaginación.

Ayer había decidido comenzar a escribir un cuento para participar en un concurso literario. Es mi primera vez participando, pero tenía bastante confianza en mis habilidades. A pesar de ello, en todo el día no fui capaz de escribir ni siquiera un sencillo "Había una vez".

Decidí quedarme hasta tarde para intentar obligarme a escribir algo. Pero nada. No había nada. Mi mente estaba tan vacía como la página de papel frente a mí. A eso de las nueve me tomé un pequeño receso, me serví café y tomé un pan dulce de la alacena, esperando que la inspiración fluyera con el estómago lleno.

Pero nada.

No sé en qué momento me venció el hechizo de Morfeo, lo que sé es que me despertó el sonido de un suave tintineo justo en mi oído derecho.

Abrí los ojos y me levanté del escritorio, aun con la vista borrosa y más dormido que despierto. Pero el sonido era tan insistente que terminó de despertarme. Al principio creí que sería mi cansancio distorsionando el cantar de los grillos, por lo que volví a tomar asiento frente al computador como si nada.

Sin embargo, y con toda la veracidad que puedo transmitir en estas páginas, fue en ese momento que descubrí algo que me dejó con el cuerpo paralizado de asombro:

Un ser pequeño y hermoso, con cuerpo de mujer y alas de mariposa, revoloteaba cerca de mi oreja, produciendo aquel sonido de tintineo con cada aletear que daba, mientras la observaba extraer, con sus delgadas manos como ramas secas, una sustancia brillante y colorida directamente de mi cabeza.

Al ver esto no pude evitar alterarme y lanzar un grito. El hada, pues eso supuse que era, notando mi reacción, arrojó aquella sustancia misteriosa al aire, donde quedó flotando como partículas de una nebulosa.

—Oye, ¿qué hiciste? –intenté hablar con la criatura, pero ella no hacía más que revolotear a mi alrededor, como un mosquito irritante. Por más que la perseguí no fui capaz de darle alcance, hasta que el agotamiento pudo más conmigo y al final la perdí de vista.

Ya muchos me habían recomendado que llevara un diario para ayudarme con la escritura, para facilitarme la fluidez de ideas, palabras y pensamientos; mas nunca había encontrado un evento que valiera la pena registrar. Hasta ahora.

No sé lo que haya pasado esta noche, pero no descansaré hasta averiguarlo.

Diario de un escritor en blancoWhere stories live. Discover now