¿Me van a dejar amar? [Presente MVDH #2]

Capítulo 13: "¡Juguemos!"

«¿Aló?»

«Perdona, ¿te desperté?»

«Claro que no, ¿pasa algo?»

–No.

–Pero papá...

–No voy a meter a ese... tipo en mi casa.

–Déjame explicarte primero...

Se detiene justo frente a la puerta de la casa y se da media vuelta.

–Amelia Bumbum Thompson, ¿en serio esperas que acepte de nuevo a ese sujeto después de lo que te hizo? No quise intervenir cuando apareció en mi cumpleaños por respeto a las decisiones que tomas, pero no importa el tiempo que haya pasado, yo aún no olvido el daño que te provocó, y aunque he llegado a perdonarlo únicamente por mi tranquilidad no significa que vuelva a aceptarlo en mi vida.

Me quedo muda. Las veces que mi padre se abrió de este modo conmigo son tan pocas que puedo contarlas con los dedos. Y han sido por circunstancias extremas que agradezco hayamos podido superar del mejor modo posible.

Suspiro y me encojo de hombros. Lo que me deja más intranquila de todo lo que ha dicho es que por un momento también llegué a creerlo, estaba segura de que si culpaba a Max me sentiría mejor. Pero solo me trajo pesares.

Ahora ya no, desde que volví y recontra volví a toparme con él y a enfrentarme de una vez por todas aquello de lo que quería escapar, debo admitir que me siento mucho mejor.

Más liviana.

–Pa...

–No. –Sacude la cabeza, con su ceño fruncido predominando, pero evita mirarme, lo que me da a entender que no dará el brazo a torcer.

–Escúchame. –Le tomo la mano, y esa acción lo anima a verme a los ojos. Le sonrío con sutileza y aspiro profundo–. Max es un pendejo.

Asiente repetidas veces.

–Me lastimó con ganas por lo que ocurrió en mi cumpleaños, y fue la razón por la que decidí marcharme lo más lejos posible.

Se encoge de hombros, y deja de mover la cabeza. Mis palabras lo pusieron tenso.

–Pero eso fue hace años, y así como nosotros dejamos atrás lo que ocurrió cuando mamá murió, me gustaría que también dejemos cerrado el tema de lo que ocurrió cuando era una adolescente.

–¿Vas a volver con él? –Me recrimina con la mirada.

–Somos amigos. –Me encojo de hombros, sin algo más para añadir–. Solo eso.

–Lo friendzoneaste.

–¿Cómo conoces esa palabra? –le cuestiono, extrañada.

–De un libro que Rita me regaló –lo dice con tal seriedad que me hace sonreí.

–Digamos que sí, así que tranquilo. –Coloco mi mano derecha sobre su hombro.

–Lo estaré... por ti.

–Gracias, papá. –Lo abrazo–. Significa mucho para mí dejar atrás todo ese asunto.

Me devuelve el abrazo.

–Mientras estés bien, yo estaré bien. –Me acaricia la cabeza y me relajo–. Y sé que lo estarás porque compré una escopeta.

Los abrazos de mi padre siempre me producen una... ¿Qué fue lo que dijo?