Círculo I: Limbo

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𝑪𝒊́𝒓𝒄𝒖𝒍𝒐 𝑰: 𝑳𝒊𝒎𝒃𝒐✧༺🍷༻✧

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𝑪𝒊́𝒓𝒄𝒖𝒍𝒐 𝑰: 𝑳𝒊𝒎𝒃𝒐
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Las almas buenas no bautizadas se retuercen en súplica en el Limbo, deseando en vano ver el rostro de Dios


†††

Negro.

Sólo puedo ver ese color al sentirme caer a un vacío que no parece tener fin. Quiero asimilar lo que pasa, quiero gritar en un instante efímero por ayuda pero mi boca es muda y mi mente está en blanco. Blanco como las hojas en las que cayó mi cuerpo desnudo, no me puedo levantar, veo hacia la oscuridad y unas luces blancas y titilantes como estrellas.

¿Son esos mis recuerdos? Me cuestiono, mi mente hace eco y lo que pienso comienza a resonar por el sitio desconocido. Siento la sangre carmesí tibia en mi sien y mi cuerpo desnudo comienza a temblar.

¿Acaso me estoy muriendo?

—Jeon JungKook.

Me llama una voz femenina y aterciopelada. Giro mi cabeza a mi derecha, observando a una figura vestida de negro, su rostro se mantiene al anonimato gracias a la presencia de un velo negro, pero el cabello largo y rubio junto a esa cintura marcada (Lograda por corsé) por el vestido me dice que se trata de una mujer. No puedo hablar.

—Te disparaste en la sien. —Habló ella sin moverse de allí—. Estás muriendo.

Me limito a suspirar, mirando hacia el cielo negro nuevamente. Las luces titilantes comienzan a desvanecerse una a una, todo mientras siento la sangre salir más abundante. Escucho los tacones de la chica al acercarse y siento su presencia a mi lado, en cuclillas. Su dedo frío toma un poco de mi sangre y levanta un poco el velo para llevar su dedo a su boca. Cuando saca su dedo, este está en vuelto en un líquido viscoso de color negro.

—Tu sangre humana es cianuro, eso significa que no eres el único en ese cuerpo humano que se está muriendo.

La escucho lejana, mis ojos están clavados en observar las estrellas de mi vida apagarse. Era angustiante ver mis recuerdos desvanecerse como polvo, como agua entre mis dedos. Era angustiante presenciar mi muerte desde dentro, con mis ojos muertos.

—Quiero proponerte algo. —Me dijo tomando con sus dedos mi barbilla para mirarla a pesar de que el velo me impedía observar su rostro. Su dedo manchado en cianuro ensució mi mandíbula—. ¿Cuánto anhelo te daría vivir sufriendo?

No pude responder, aunque mi voz ya estaba en mi garganta ansiando salir. Una vida de sufrimiento no era algo diferente a como tal vez había sido mi vida que se desvanecía en las estrellas.

—Te daré dos opciones: La primera es que esperes a que la última estrella se apague para que así tu muerte sea una realidad y te quedes aquí eternamente sin hablar, pensar o caminar, solamente sentirás, pero tus sentimientos van a doler como millones de estacas clavadas en tu piel. Las puertas del cielo y el infierno están cerradas para ti. La segunda opción es que tomes mi mano y te asumas a renacer en la cuna del sufrimiento, en la espera de que él se lleve tu alma cuando llegue el momento. Tu sufrimiento no tendrá fin, verás cosas que te quitarán el sueño y actuarías humanamente para calmar la desesperación. Tú decides.

Morir en el sufrimiento y el dolor por la eternidad, o toda una vida de sufrimiento. No sabía qué decidir. Mis ojos veían a las estrellas desvanecerse, quedando tres en el proceso.

6:57

Tres asesinos.

Tres risas.

Tres puñaladas.

Tres.

Tres.

Tres...

Comencé a jadear al ver a la tercera estrella apagarse, pronto le siguió la segunda. Quedaba la última. Mi último recuerdo.

Kim... Tae...

Tomé la mano de la chica con desespero, enterrando mis uñas en su piel de porcelana. La última estrella se apagó, pero seguía ahí, vivo. En medio de un ataque de pánico. Los ojos de la chica brillaron color esmeralda a través de la tela negra.

—Buena elección. —Me susurró antes de enterrar una daga en mi clavícula para comenzar a arrastrarla hasta el extremo de la otra clavícula.

Mis gritos agonizantes comenzaron a hacer eco en ese sitio desolado y se volvieron jadeos cuando la hoja fue extraída chorreando mi líquido escarlata que en un instante se tornó en ese líquido viscoso y negro.

El recorrido de la daga comenzó a transformarse en letras extrañas, grabándose en mi piel cuan tatuaje. Quemaba.

Mi vista prontamente se comenzó a nublar.

—Aguanta un poco. —Me dijo la voz acariciando mi cabello castaño—. Sólo durará un segundo.

Fue entonces, cuando volví a caer en el color negro.





Círculo I, Capítulo I: La segunda Edad Media.

  2. 𝕯𝖊𝖆𝖙𝖍  ||Vkook/Taekook||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora