035·•Beso•·

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—No necesito que vengas a decir algo que sé, Min—siseo con falsa dulzura, cuando mis dedos tocan la piel de su cuello es que jalo de él para acercarlo con brusquedad—. Sin embargo, dices odiarme y soy la única que puede hacerte perder la cordura—haciendo hincapié a mi punto, mis labios rozan la comisura de sus rojizos labios, de los cuales salió un suspiro vergonzoso; sin separar el mínimo contacto, vuelvo hablar:—, todo ese odio que dices tenerme y el cariño que le tienes no pareció importante antes mientras me amordazabas y follabas, y al parecer tampoco importa mucho en estos momentos.

Una media sonrisa es mostrada en sus finos labios y aceptando mi respuesta como correcta, toma mis labios entre los suyos, en un acto brusco y devastador. Agarrando mis brazos, los coloca atrás de mi espalda y aprisionandolas con una de sus manos, me empuja lo suficiente para que mi trasero choque con el material frío del lavabo.

—Se buena y no hagas ruido—ordena mientras su mano libre toma el borde de mi braga para después bajarla sin pensárselo dos veces. La tela que queda sobre mis tobillos, es lanzada una vez que mis piernas se enganchan nuevamente en su cintura y dejando un poco de mi peso sobre el lavabo, empieza a deshacerse de sus propias prendas. Primero quitándose aquella camisa blanca para después sólo bajar el cierre y quitar el botón de sus pantalones negros.

Esto enserio iba a pasar, y el golpe de la realidad me quito el aliento y provocó que mi corazón latiera con velocidad.

Cuando el sonido del condón me invade es que, con voz inestable y ronca, le hago saber sobre las píldoras que se han convertido en mis buenas amigas desde aquel accidente que sucedió con Taehyung. Sin embargo, importándole poco, se coloca el condón una vez que baja sus bóxer.

—No me tomes a mal—siento como coloca la punta de su pene justo en el lugar adecuado y divirtiéndose un poco con la tensión que ambos irradiabamos, se adentra sólo un poco y de golpe—, prefiero evitar los embarazos.

Maldiciendo entre dientes, me permito enterrar mis uñas en la piel de mis palmas hasta que duele, las acciones compulsivas e irracionales me dejan sin aire y con la cabeza dándome vueltas por la excitación.

Reuniendo las energías suficientes, una sonrisa maliciosa se plasma en mis labios maltratados, mientras un suspiro se desliza entre ellos, vuelvo hablar pero esta vez con aquella carga llena de burles:—Vamos, Min. ¿Es lo único que tienes?

—Veamos que tanto puedes hablar—gruñe antes de liberar mis manos y poner las suyas en un fuerte agarre sobre mis caderas, sosteniendome tan fuerte que un leve color rojizo empezó a diferenciar los límites con los que me permití jugar como cría.

Sin permitirme hablar, empuja dentro mío sin contemplaciones, sin suavidad y sin esperar que aquello fuera satisfactorio. Gimiendo por la brusquedad, recargo mis manos sobre el lavamanos, impidiendo que mi cuerpo llegue al espejo. Una sonrisilla es expuesta como un bonito aviso y sin más, mueve sus caderas con fuerza contra las mías, dando comienzo a movimientos brutales que dejan tirada en la basura la palabra dulzura.

Tan pronto como sigue nos volvemos en un manojo de jadeos y gemidos, acompañados por los sonidos de nuestras pieles chocar que resuenan sin vergüenza como un lujurioso eco por el pequeño espacio, siendo un estímulo lascivo que termina por avivar las energías gastadas y mostradas por el sudor en nuestros cuerpos.

Las cosquillas y presión en mi parte baja solo es un aviso de mi claro orgasmo, asimismo sus torpes movimientos y erráticos me daban una pista del borde que ambos pisábamos y buscábamos con tantas ansias.

Llevábamos minutos o tal vez una hora dentro del baño pero no quería creer que fue demasiado ante la velocidad en que todo se dio; el calor sofocante sólo me hacía más difícil respirar y mis manos sudorosas resbalaban a cada segundo del mármol, rindiéndose y dejando que mi espalda choque contra el frío material del espejo.

—Vamos, Bae—jadea con voz pastosa e irregular. Quitando una de sus manos de mi cuerpo la lleva hacia uno de mis pechos, tocándolo a su antojo y haciéndome gemir ante los pellizcos que daba sin suavidad—, gime tanto como quieras, todos saben que estamos haciendo—murmura jadeante y mirándome con intensidad, mueve sus caderas en un ángulo que me hace delirar sin piedad—, deja que Namjoon escuche lo que tanto quiere.

La información escupida con lascividad en la oración me hace caer al borde, mi orgasmo arrasando con toda clase de racionalidad.

—Mierda—brama temblorosa antes de alcanzar su propio orgasmo. Después de ello todo se vuelve abrumador y terriblemente errante. Nuestros cuerpos laxos siendo motivo de descanso y el golpe a la realidad siento como una cerveza fría.

Mareada, satisfecha y cansada. Mi respiración torpe mostrandose como un caro anillo ante su comprador.

—Eres un maldito hijo de puta—gruño, sintiéndome estable, lo empujo  lo suficiente para poder bajarme del lavamanos. Sabía que Namjoon estaba afuera del baño, lo sabía tan bien que cerró la puerta de esta sin permitirme saber.

Tomando mi ropa interior, me la pongo tan rápido como mi cansancio lo permite y sin importarme las arrugas en mi vestido, lo paso entre mis piernas. Percibo el sonido de su ropa siendo arreglada y de los pasos sobre el azulejo.

—Joder, deja de mentir—el desprecio en cada sílaba era tan mordaz que tan pronto como pensé en debatir lo último las palabras quedaron estancadas en mi garganta—, querías esto, ¿cierto? Lo planeaste.

Sonriendole, subo el cierre de mi vestido en un movimiento terriblemente lento. Apartándolo del espejo, me concentro en mi reflejo, volviendo mi prioridad mi apariencia.

—¿Qué si lo hice?—pregunto irónica, quitando los restos de labial y peinando mi cabello, lo miro por leves segundos antes de dirigirme hacia la puerta.

—¿Por qué? ¿qué ganas con todo esto?

Riendome ante lo estúpidamente obvio que era la respuesta, abro la puerta y tal como lo supuse, Namjoon se había ido tan pronto escucho que el show había terminado.

—La decepción es una mierda y Namjoon necesitaba conocerla.

•••
Cualquier error no duden en decirme.
También quería decirles que la historia de Namjoon ya está publicada por si quieren ir a leerla.

Friendship rules | kth,jjk (Rules #1)Where stories live. Discover now