Séptima bala: La verdad

3.8K 324 9
                                    

Lansky me apartó de un empujón  medio segundo antes y la bala acabó en su vientre. Sé que me entrenaron precisamente para situaciones como ésta pero de pronto no sabía qué hacer. Marco estaba herido, Charlie me apuntaba cabreado y dispuesto a no fallar de nuevo y yo, como una idiota, miraba su pistola sin moverme si quiera.

Sabía que mi pistola estaba en la cintura del pantalón. Siempre estaba en la cintura del pantalón. No tardaría ni un segundo en sacarla y disparar pero mi cuerpo simplemente no respondía. Marco se estaba desangrando a mi lado y yo no podía pensar en nada más que en eso.

-¡E-espera!- le grité desesperada.

-¿Estás suplicando por tu vida Lara?- preguntó Charlie riendo- No me esperaba eso de ti, a fin de cuentas sigues siendo una niña.

Me molestó bastante el comentario pero me contuve. Parecía que Charlie tenía tantas ganas de burlarse de mí como de matarme. De alguna forma podía aprovechar eso.

-¿Qué quieres decir con que no sé nada de la Fundación?- le pregunté.

Charlie comenzó a reírse como un loco.

-¿Te has divertido  estos años Lara? ¿Pensabas que hacías lo correcto asesinando a todos los que te mandaba el Presidente? ¿Te paraste tan sólo un momento a comprobar si realmente eran culpables?

Yo me quedé muda. ¿A dónde quería ir a parar? Marco se sujetaba el vientre y la sangre ya manchaba la moqueta, tenía que matar a Charlie ya y llevarle a un hospital pero él no dejaba de apuntarme a la cabeza.

-El Presidente no es el justiciero que tú crees, ¡Es tan fácil engañarte!- continuó Charlie riendo-¿Quieres saber por qué se fue Bonney?

No entendía a dónde quería ir a parar y comenzaba a entrar en pánico, en un arrebato de frustración saqué la pistola pero Chalie fue más rápido y me la arrebató de una patada, después me golpeó con la culata en la cabeza. Lo último que vi fueron los brazos de Marco intentando retenerme mientras Charlie me arrastraba fuera de la habitación y después me quedé inconsciente.

Desperté en una especie de sótano, la cabeza me dolía horrores y estaba tan oscuro que no podía ver nada, intenté moverme pero tenía las manos y los tobillos atados. Cuando conseguí enfocar, me di cuenta de que no estaba sola, dos hombres me observaban a cinco metros de distancia. Reconocí a Charlie y al Presidente y comencé a asustarme. Entonces me acordé de lo más importante.

-¿¿Dónde está Marco??- Pregunté agobiada.

-Muerto- contestó Charlie secamente.

-No… eso no puede ser…

Recordaba su mirada mientras Charlie me arrastraba fuera de la habitación del hotel. Cuando le dejé tirado en la alfombra desangrándose por una bala que era para mí. Si yo no hubiese ido esa noche quizás no habría pasado esto, quizás él hubiese podido protegerse por sí mismo, quizás ahora no estuviese… No, era de Marco de quien estaba hablando, él no podía morir así de fácil ¿Verdad? La voz del Presidente me sacó de mis pensamientos.

-Lara… me has decepcionado tanto… Confiaba ciegamente en ti.

Miré aturdida al hombre de pelo blanco que tenía delante. El Presidente… Charlie. Charlie era un traidor, el Presidente estaba en peligro.

-¡No! ¡Él es el traidor, Charlie es un traidor, él es el asesino!

De verdad que quería organizar mis pensamientos pero era casi imposible. No sabía que había pasado con Marco, estaba retenida en alguna parte y Charlie, el traidor de Charlie, estaba ahí de pie, junto al Presidente, como si nada hubiese pasado.

Ocho balasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora