La Era Dorada

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Afrodita, toma su espada y deja atrás el Palacio en el alguna vez vivió toda su vida. Pero ahora ésta no era suya.

Apolo y Hermes logran alcanzarla, pero en ello, unas tropas los persiguen.

-Debe ser Ares- afirma Apolo.

Afrodita ahora es un fugitiva. Exiliada de su propia casa.

-Afrodita, te ayudaremos a volver. Debes presentarte como la legítima del trono. El libro dorado te avalará.

-Pero cómo? Ahora tengo que esconderme de las tropas de Ares. Tal vez ha mandado a encerrarme.

-Puedes transformarte en quien desees, solo debes concentrarte- le dice Hermes.

Afrodita asiente, confiando en las palabras de aquellos que la habían ayudado a esconderse de quienes antes la llamaban señora y reina.

Con su ayuda, logra entrar a los confines del palacio y se detiene antes de entrar al salón principal. En eso se escucha...

-Hoy presentaremos a una nueva reina- Ares hablaba desde su trono, se refería a Calypso pero Afrodita iba a aprovechar este momento.

-¡Yo soy Afrodita de las tres generaciones! Descendiente de Caos y Última Heredera de la Corona del Rey.

Ares queda petrificado. Pero aprovecha en tener a todos de su lado y ordena aprisionar a Afrodita, quitándole el libro dorado.

Afrodita es encadenada de pies y manos dentro del palacio mientras los dioses se acercan solo para escupirla.

-¡Monstruo!

-¡Criatura nacida del fenómeno!

Ares mandó traer al ejército de Afrodita y delante de ella, los arqueros de la orden real, lanzaron sus flechas cual ola de muerte y las fusilaron.

Tal humillación, no podía ser aguantada por Afrodita y en un suspiro rompió el hierro que ataba sus manos. La gente corrió y gritó. Los dioses temían de ella, de lo desconocido.

Mas ella solo se acercó a Ares y le dijo: "Una mujer, te hizo temer, dios de la Guerra, no me hace falta el libro dorado ni tu trono, solo necesito creer en lo que soy".

Extendió sus manos sobre su ejercito abatido y habló: "Hermanas, hoy el sol brillará sobre nosotras"

Dioses se alejaron y solo Ares permanecía en el lugar, abandonado por todos, por el miedo. Vio cómo el ejército de Afrodita se levantaba de la muerte.

-Quédate con el trono si quieres- replicó la bella diosa.

Afrodita partió con sus alas y su ejército hacia la tierra de las Islas de Chipre. Allí se asentó y construyó para sí un palacio, donde viviría en paz. Lejos de los dioses del Olimpo, lejos de Júpiter.

 Lejos de los dioses del Olimpo, lejos de Júpiter

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Ares & Afrodita: Nacimiento ÓrficoWhere stories live. Discover now