Valentina pasaba indiferente por los pasillos de la escuela, ya casi iniciaba la siguiente hora de clases por lo que se encontraba en su casillero sacando sus libros.
Sus amigas habían ido al baño y la habían dejado sola, ya que tomaron caminos distintos porque ella aún no había alistado sus cuadernos para la clase.
Escuchó como alguien a su lado intentaba forzar el candado de su casillero pero no le puso mucha atención.
Al final cerró la puerta de su casillero y al intentar seguir su camino se encontró a su lado a una chica pelinegra de cabello castaño oscuro, por fin pudo observarla mejor y se detuvo sólo a verla, sin darse cuenta que se había quedado hay parada detrás de ella.
Estaba totalmente vestida de negro, nada de colores, y a Valentina le pareció demasiado hermosa, la ojiazul odiaba el negro pero a esa chica le quedaba tan bien.
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Estaba embobada viéndola hasta que Juliana se volteó con intención de ir a su salón, a penas encontró los ojos de la ojiazul le hizo una mueca, no podía creer cómo alguien pudiese vestir tanto rosado y alardear de ello sin vomitar.
Valentina se sonrojó fuertemente al sentirse descubierta y Juliana quien le iba a dar un comentario agresivo simplemente no pudo hacerlo por lo tierna que se veía la chica ojiazul frente a ella.
Nayeli, Daniela y María José se acercaron a Valentina, rompiendo el aura de miradas entre las chicas. Juliana reconoció a Nayeli y rodó los ojos. Siguió su búsqueda por el camino hasta su nueva clase o al menos a algún lugar lejos de ellas.
Daniela y María José se despidieron rápidamente, pues eran de un curso mayor.
Valentina llegó al salón con Nayeli a su lado, hablando animadamente, el profesor les pidió que siguieran a sus respectivos puestos pues les había asignado uno a cada una a cada extremo del salón para mantenerlas distanciadas y de esta manera no interrumpieran su clase.
Las chicas bufaron, odiaban esa clase y odiaban al Sr. Federick.
El profesor se dirigió a cerrar la puerta pero la pelinegra logró entrar rápidamente, todos voltearon a mirarla.
Valentina observó toda la escena, como ella primero le dijo algo al profesor y luego le entregó un papel, entonces él asintió.
—Bueno, alumnos, tenemos una nueva compañera... — Se detuvo y ojeó rápidamente la hoja que la chica le había entregado— ...Juliana Valdés. El profesor le dio la bienvenida y la ojiazul notó la incomodidad de la pelinegra, al final él señaló hacia el fondo de la clase y le indicó que se podía sentar.
Juliana encontró un asiento libre al lado de Valentina, y se sentó delicadamente acomodando su falda para que no se le doblara.
Valentina intentaba no mirarla, empezó a sentirse nerviosa sin entender bien porqué.
El profesor comenzó la clase y empezó a explicar algo a lo que Valentina intentaba con todas sus fuerzas ponerle atención para así distraerse de la presencia de la pelinegra
A veces, cada cinco minutos- miraba a Juliana de reojo y la encontraba haciendo algo diferente a poner atención y hacer apuntes, ella sólo garabateaba algunos dibujos en su cuaderno que Valentina no alcanzaba a ver bien y en ocaciones ella simplemente miraba a la nada nada.
Huvo un momento en que la vio jugando con el piercing que tenía en el labio y no pudo quitarle los ojos de encima.
—Señorita Carvajal. —La llamó el profesor y ella se sobre saltó en su asiento mirando de nuevo al frente—. Explíqueme como se realiza esta fracción, ya que usted no me está poniendo atención y prefiere ver a su compañera, y debe ser porque usted ya sabe mucho del tema, ¿No?
Valentina se hundió en su asiento, quería que la tierra se abriera en dos y se la tragara ahí mismo.
