Capítulo Único

101 30 12
                                    

Pleno siglo XX, años donde injusto es el adjetivo que describe perfectamente aquella etapa. La esclavitud estaba más que presente, cada familia adinerada tenía un puñado de esclavos para satisfacer sus necesidades, por más duras que sean...

Esclavitud, palabra que guarda en sus diez letras un significado oscuro y lleno de dolor. En el momento en que en tus oídos resuena este vocablo, un estruendo se hace presente en la mente, imaginando la más cruda verdad de que este maltrato sea visto, en aquel entonces, como algo normal. Esclavos eran considerados los de raza impura, aquellos que mostraban en su piel un color más oscuro, tal como era su vida esclava. Pero... había excepciones...

Kim Taehyung había sido, desde los catorce años, vendido a una familia de altos recursos económicos solo para conseguir dinero. Cabellos dorados y ojos de cristal, labios finos y mejillas rosadas, está era la descripción de Tae, con aspecto de ángel, pero vida más cruel que cualquiera de los otros esclavos.
Maltratos y castigos era lo que experimentaba cada día, las profundas cicatrices en su espalda eran testigos de los látigos y la sangre chorreante de las mismas, que salpicaba en el suelo, dejando rastro de las horrendas torturas a las que era sometido por el simple hecho de llegar un poco tarde al llamado del señor.

Aquel rostro angelical de antes era ahora el ejemplo viviente del sufrimiento esclavo. Su cabellera dorada ahora era de un amarillo gastado por la suciedad que le abundaba. Sus cuencas celestes estaban apagadas y oscuras ojeras eran más que notables bajo sus párpados. Rasguños, magulladuras y moretones, cuerpo excesivamente delgado con algunos huesos marcados y pies gastados, aún con su condición de pie plano...

-¡¡¡Kim Taehyung!!!- exclamó la menor de las insoportables hermanas de la familia

Al escuchar el llamado, Tae echó a correr hasta la habitación de la muchacha y al llegar la encuentra en guerra con su ajustado corsé
-¿Por qué te quedas ahí parado?¿No ves que tienes trabajo que hacer?- dijo ella enojada
- P-perdón- susurró el rubio y se acercó a ella, pero una voz en la puerta lo hizo detenerse
- Tranquilo Tae, ve a comer, yo me ocupo de ese problema- dijo el chico sonriente

Ahí estaba él, Jeon JungKook, su héroe...
JungKook era el hijo mayor de la familia Jeon y también el único que lo trataba como una persona y no como un animal. Lo apreciaba mucho, a ese muchacho refinado de cabello azabache y ojos canela, además de esa sonrisa de conejo característica de él...

- Yo puedo hacerlo señor Kook, no se moleste- hizo Tae una leve reverencia
- No se diga más, ve, que la comida se acaba- se acercó al chico y revolvió su despeinada cabellera

Un leve sonrojo se hizo notar en sus mejillas y sus labios se curvaron en una tímida sonrisa. Sí, cabe destacar que Taehyung había comenzado a sentir algo por JungKook, ¿pero que podía hacer? Ese chico de físico impecable que lo trata como a un príncipe siendo totalmente lo contrario había ocupado un lugar muy especial en su corazón. Además, a pesar de que no lo supiera, Kook sentía lo mismo.
Efectivamente, el futuro heredero de la familia Jeon estaba perdidamente enamorado de su sirviente a pesar de estar comprometido con Rose, hija de una familia extranjera, pero, ¿a él le importaba eso? ¡¡Para nada!! Él buscaba momentos para estar al lado de Tae...

El rubio hizo nuevamente una reverencia y salió sonriente de la habitación. Ningún castigo, por más doloroso que fuera le haría cambiar de opinión acerca de sus sentimientos hacia Kook.
Llegó la tarde y ahí estaba Taehyung, sentado a la orilla del río como acostumbraba a hacer en su tiempo libre para contemplar el atardecer. De a mientras, una discusión se daba a cabo en la mansión Jeon...

-No me casaré con Rose, señor Chae- dijo con tranquilidad JungKook
-¿Disculpe?- preguntó confundido el señor
-Como escuchó, no me casaré con su hija- su semblante era serio en esta ocasión
-¿¡Cómo se atreve, joven JungKook, a rechazar la mano de mi hija!? Está acabando una tradición familiar jovencito- se levantó exaltado
-No la amo -se levantó igual- y no me casaré por este arreglo- comenzó a caminar hacia la salida- espero que tenga buena tarde señor Chae
-Esto no se quedará así Jeon JungKook- susurró el mayor cuando el muchacho cerró la puerta

Esclavos de la InjusticiaWhere stories live. Discover now